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Roberto Aguilar: Nos libramos del exterminio

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“Prepara tus maletas”, “dónde te vas a esconder”, “nuestra venganza será contundente”

“Prepara tus maletas, Daniel Noboa, Lavinia Valvonesi, porque la victoria del pueblo será contundente”: así tuiteó este domingo el procesado exconsejero de Participación Ciudadana Augusto Verduga, horas antes del cierre de las urnas. “Prepara tus maletas” quiere decir: cuando seamos gobierno tendrás que irte porque el país que vamos a construir es uno que te excluye. Si te quedas, será bajo tu propia responsabilidad porque te perseguiremos, te reduciremos, te haremos la vida imposible. Así que mejor vete. 

Quienes vivimos del oficio del periodismo sabemos que esto no es nuevo: lo venimos escuchando desde hace tres elecciones. “¿Dónde piensas esconderte, Pallares?” “Se te acaba el tiempo, Aguilar”. “Nuestra venganza será contundente, Ecuavisa”... Es desasosegante contemplar cómo aquellos que, con extrema facilidad, tienden a acusar de odiadores a sus adversarios (mejor dicho: a sus enemigos, porque conciben la política como una guerra a muerte) no escatiman un gramo de crudeza a la hora de expresar su concepción del poder como un ejercicio de aniquilación.

Ese es el proyecto de país que fue derrotado este domingo. Uno construido sobre un espejismo religioso según el cual el partido de la revolución conoce el destino hacia el que avanza la historia y sabe exactamente cómo llegar allá. Un destino en el que el enemigo (la derecha, definida así por ellos) habrá sido aniquilada. Porque el correísmo se propone derrotar a lo que entiende por derecha no por estas elecciones sino para siempre. Por eso habla de permanecer 30, 50 años en el poder (lo dijo Andrés Arauz) hasta afianzar esa derrota definitiva, esa supuesta extirpación de una forma de pensar del seno de la sociedad. 

No la llaman dictadura del proletariado porque el término pasó de moda pero es eso mismo. Estamos ante una visión trascendentalista como cualquier otra, como la del cristianismo medieval, por ejemplo, en la que la figura de Dios ha sido sustituida por el concepto de la Historia. Pero es lo mismo: una religión que estos señores pretenden imponernos a patadas. Prepara tus maletas, hereje, que si sigues aquí cuando llegue Savonarola, te llevaremos a la hoguera.

La idea de la extirpación definitiva de la derecha es, desde luego, una profunda estupidez. La homogenización ideológica de la sociedad, un infierno. Pero lo que de verdad es preocupante es el punto en el que las izquierdas todas, al calor de una campaña electoral, deciden endosar su apoyo a ese proyecto infernal y estúpido porque hasta la aniquilación definitiva de una forma de pensar, con la consiguiente persecución de aquellos que la ejercen, les parece preferible al espectáculo intolerable de ver a un niño rico en Carondelet. Porque entre el capitalismo y el gulag, eligen el gulag. El exjuez constitucional Ramiro Ávila, por ejemplo, quien anunció su apoyo al correísmo porque, ante las violaciones a la Constitución perpetradas por Noboa, “no le queda más” (así dijo) que creer en la unidad de las izquierdas. 

Según él, hay que castigar en las urnas al último que violó la Constitución, aunque el penúltimo lo hubiera hecho durante 15 años. Lo menos que se puede decir de Ramiro Ávila y miles como él es que el proyecto totalitario de la izquierda les resulta indiferente, mientras sea de izquierda. “Prepara tus maletas”, nos está diciendo Ávila. “Dónde te vas a esconder, Pallares”. “Se te acaba el tiempo, Aguilar”. Su insoportablemente cándida visión del mundo es un peligro. Y es una demostración de que no existe, en el país, una izquierda moderna que valga la pena. Es una lástima.