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Ancestrales mis polainas

Avatar del Roberto Aguilar

 ¿Les parece bien que Churuchumbi se lleve Pachakutik con la ayuda de los hampones de Iza?

Entraron a saco en el coliseo de Puyo, abriendo a empujones las puertas y violentando a las personas. Se impusieron a gritos y profiriendo amenazas. Echaron abajo el proceso electoral que había comenzado y lo montaron de nuevo a su manera, rompiendo las reglas, atropellando los procedimientos. Llevaron a su propia gente (gente del correísmo, dijo el coordinador de Pachakutik Marlon Santi en radio Democracia), gente que no estaba empadronada, para hacerla votar en masa por su propio candidato. Al final del día, se proclamaron vencedores y anunciaron una nueva era de látigo y ortiga para su partido.

Así eran los nazis en sus remotos orígenes. Los nazis de los años veinte, cuando andaban liándose a silletazos y rompiéndolo todo en las cervecerías de Munich. Montoneros, camorristas, bravucones. Hampones depredadores imponiendo su voluntad por el peso de la masa y a patadas. Nazis de mierda.

Ya apareció en la radio el candidato que resultó ganador en tan ejemplar proceso electoral, Guillermo Churuchumbi, a meter miedo con el cuento de la justicia indígena. Ya lo mandaron al carajo los aludidos, asambleístas de Pachakutik a quienes ahora considera empleados suyos. Ya apareció de nuevo en televisión a decir que no dijo lo que dijo. Porque ni siquiera se atreve a hablar de frente y a defender sus posiciones el muy taimado, el muy cobarde. ¿Cómo defiende sus criterios un camorrista cuando no está en manada? No puede. Guillermo Churuchumbi, prevalido de su condición de víctima ancestral de todos los imperios mientras cobra diezmos a los empleados de carrera del municipio de Cayambe, según consta en la acusación que reposa en Fiscalía.

¿Están contentas las bases de la Conaie con la caricatura en la que ha terminado reducida la justicia indígena gracias a la manipulación de sus dirigentes? ¿No queda, en este país dado al diablo, un miserable antropólogo con un miligramo de decencia que por honestidad intelectual denuncie esta desgracia? “Se les aplicará justicia indígena”, se dice con desparpajo y eso solo significa una cosa: humillación pública, fuete, ortiga y agua helada. ¿Qué clase de justicia es esa en la que de antemano queda descartada toda posibilidad de inocencia? Chantaje cultural, asquerosa patraña. El verbo “aplicar” lo dice todo: se dice “justicia indígena” por decir “castigo indígena”. Pero castigos los inventa cualquiera, ¿no? Castigo marinero: se coloca al sujeto en posición de trípode y se le escupe en el trasero. ¿No es lo mismo? ¿Acaso hay alguna dignidad cultural en este abuso? En eso han terminado convirtiendo los camorristas hampones de Iza y Churuchumbi esa supuesta institución ancestral y milenaria: en bravuconería de colegiales y cadetes. Ancestrales mis polainas.

¿Y la izquierda? ¿Y los intelectuales orgánicos? ¿Y los referentes morales de la tendencia que dizque se revelaron contra el autoritarismo correísta? ¿Qué tienen que decir a todo esto los Albertos Acostas que en el mundo han sido? ¿Nada? ¿En serio, nada? ¿Les parece bien que Churuchumbi se alce con la coordinación de Pachakutik con el apoyo de los hampones de Iza? Quien se adjudica una victoria electoral por el abuso de la fuerza, ¿qué límite puede tener en el ejercicio del poder? ¿Se han puesto a pensar en lo que será la izquierda de los próximos años con Churuchumbi al frente de Pachakutik? ¿Eso quieren? Democracia a punta de fuete, ortiga y agua helada es la única que entienden. Nunca lo admitirán pero en el fondo y realmente lo único que quieren, lo único que necesitan y están pidiendo a gritos es un Rafael Correa que les trate como al perro.