Los DD. HH. bajo secuestro
¿A quién sirven organismos como Inredh o la Alilanza de Organizaciones para los Derechos Humanos? Sin ningún tipo de disimulo, al proyecto político de Leonidas Iza
Los mayores enemigos de la causa de los derechos humanos en el Ecuador son las organizaciones que dicen defenderlos. No todas, por supuesto: las hay (debe haberlas) serias y confiables. Pero a estas alturas el público ya no sabe distinguirlas de las otras. Y las otras, por la naturaleza de su trabajo (que consiste, básicamente, en la agitación política) son las más visibles. Para desgracia de la causa.
¿A quién sirven organismos como Inredh o, a juzgar por sus redes sociales, la Alianza de Organizaciones para los Derechos Humanos, que reúne a lo más granado del oenegecismo local e internacional en la materia? Sin ningún disimulo, al proyecto político de Leonidas Iza, que es esencialmente antidemocrático. Estamos ante una combinación explosiva de ignorancia de dimensiones épicas con lavado ideológico de cerebro, pedantería juvenil y fe de carbonero: por poco que se conozca la historia contemporánea, cualquiera se da cuenta de que son los proyectos políticos democráticos los que más han impulsado la causa de los derechos humanos en el mundo. Los proyectos políticos que se oponen a la democracia, por el contrario, sobre todo aquellos que, como el de Iza, reivindican la violencia sagrada de las masas como mecanismo legítimo de cambio social, conducen invariablemente a los peores atropellos, incluyendo el genocidio. La memoria de Abimael Guzmán no nos dejará mentir.
En este paro nacional, como en octubre de 2019, los militantes de la causa de la Conaie disfrazados de defensores de los derechos humanos consagran sus esfuerzos a la agitación política. Los derechos humanos no son el fin último de su trabajo sino un medio al servicio de sus intereses. Por eso no vacilan en difundir noticias falsas o en reproducir denuncias no comprobadas (que a la postre resultan ser falsas, pero que no se molestan en desmentir). Inredh ha mantenido durante 24 horas, como mensaje fijado en su cuenta de Twitter, la noticia de que a Leonidas Iza no le leyeron sus derechos en el momento de su captura. 'Detención ilegal', dice con grandes letras la composición gráfica que acompaña al mensaje. Eso es mentira e Inredh lo sabe: el video en el que aparece Iza escuchando la lectura de sus derechos se difundió desde la mañana del martes, y la legalidad de la detención fue declarada por la jueza esa misma noche. Pero mantener ese titular mañoso sirve a la causa. Lo mismo que la denuncia sobre el manifestante que recibió un disparo de la Policía en Quito (sí, un disparo, y había un audio con la voz llorosa de una supuesta testigo) que difundió la Alianza de Organizaciones para los Derechos Humanos y que, por supuesto, es falsa. Pero cumplió su cometido: mantener encendidos los ánimos, indignadas las conciencias, prendidas las calles.
Luego la misma organización publica que "hasta el momento se han realizado siete detenciones arbitrarias en Quito" y uno prefiere no creérselo. O peor: hay quien se lo cree y dice "bien hechito". "Ustedes y sus famosos derechos humanos son la causa de la podredumbre del sistema de justicia", tuiteó un ciudadano que representa la posición de cientos de miles. Porque lo único que han conseguido los militantes políticos disfrazados de defensores de los derechos humanos es desacreditar la causa de los derechos humanos. Y esa es la antesala del infierno.