Esquizofrenia mediática pura
"Si no fuera porque los medios, en función del interés público, ignoraron el sello de “Reservado” en varios documentos, la Fiscalía no podría jactarse de todas las acciones que se atribuye"
La Fiscalía General del Estado y la Policía Nacional hicieron de la detención de Abdalá Bucaram, ayer, un espectáculo televisivo a todo trapo. Fue vergonzoso: las fuerzas especiales entrando a saco en la mansión al filo de la madrugada y subiendo por la escalera en fila india, armas en ristre; la cámara husmeando desde la puerta del dormitorio, por sobre los hombros de los policías, para captar la imagen del viejo en calzoncillos, saliendo confusamente de la cama mientras las carabinas le apuntan al pecho a medio metro de distancia; el zoom directo al tobillo para mostrar el grillete electrónico en primer plano; finalmente, la escena en la que un uniformado lee sus derechos a Bucaram, que se desespera ante las cámaras… En fin: pornografía dura. ¿Era necesario este espectáculo? Lo que el correísmo hizo con Galo Lara cuando lo detuvo en el extranjero: mostrarlo encadenado, vencido, humillado… Eso acaba de hacer este gobierno con Bucaram. Es peor que un atropello: es una estupidez.
¿Piensan hacer lo mismo con Eliseo Azuero cuando lo agarren? ¿Todavía nos falta ver a Jacobo y a Dalo saliendo en pelotas del baño o la piscina? ¿Van a vender derechos de transmisión de esos operativos? ¿O qué hay que hacer para conseguir la exclusiva? Estas preguntas, por supuesto, son retóricas. La única pregunta pertinente después de lo visto ayer y lo leído antier, es esta: ¿qué mismo quiere la Fiscalía de los medios de comunicación? ¿Qué papel les atribuye en esta crisis moral de la política que aún requiere de muchas detenciones para saldarse?
Lo leído antier: un comunicado hipócrita y abstruso, emitido por la Fiscalía a propósito del israelí asesinado en la Penitenciaría del Litoral, presenta a los medios como los villanos de esta historia. Villanos dignos de ser investigados: “La Fiscalía -dice el texto- informa a la ciudadanía que ha iniciado una investigación que permita determinar a los responsables, tanto de filtrar la documentación de carácter reservado como de publicarla en medios de comunicación y redes sociales, y exhorta a la opinión pública de abstenerse de compartir información que no provenga de fuentes oficiales, que pueda interferir en los procesos judiciales y ponga en peligro la integridad y la vida de los involucrados”.
Gravísimo. Según la Fiscalía, fueron los medios de comunicación los que pusieron en riesgo la vida de este prisionero que estaba bajo su protección y cuidado. No los ineptos y corruptos funcionarios y agentes a cargo del sistema carcelario; no su propio incompetente personal, incapaz de proteger a un “testigo protegido”, no. Los medios. ¿Por qué? Por hacer su trabajo: difundir información. ¿Acaso no hay límites en ese trabajo? Por supuesto que los hay, pero esos límites tienen que ver con el interés público de dicha información, no con su condición de “reservada”. ¡Cuántas veces el sello de “Reservado” impuesto a un documento busca, precisamente, preservar impunidades! Y si no fuera porque los medios, en función del interés público, se han pasado en más de una ocasión ese sello por el forro, no podría la Fiscalía jactarse de muchas de las acciones que se atribuye. ¿Son culpables los medios de no imaginar que un “testigo protegido” está al alcance de que lo mate cualquiera? Bueno, lo que pasa es que eso es, cabalmente, inimaginable.
Así las cosas: el martes, se abre una investigación contra los medios por hacer su trabajo; el miércoles, se los usa vergonzosamente para difundir un show de acción hollywoodense. ¿Esos son los canales oficiales por los que hay que informarse? La Fiscalía ya no sabe ni lo que quiere. Lo suyo frente a los medios es esquizofrenia pura y dura.