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La fiesta del niño en el Twitter

Avatar del Roberto Aguilar

La estrategia en marcha para apoderarse del CPCCS se convierte, por simple operación de cinismo a cargo de Esteban Torres, en la prueba de que la conspiración no existe’.

El tándem Correa-Nebot dio un paso más hacia su objetivo de recuperar el Consejo de Participación Ciudadana y alzarse, por su intermedio, con el dominio de los organismos de control: esta semana, la Comisión de Fiscalización decidió archivar el juicio político que el propio correísmo había sustanciado en contra del procurador Íñigo Salvador. Lo acusaban de tantas barbaridades imperdonables, de incumplimiento de funciones, de inoperancia, de trabajar al servicio de los capitales transnacionales y descuidar la defensa del Estado, casi casi de traición a la patria. Como un monstruo ineficiente y corrupto pintaron al procurador. Y ahora resulta que podemos mantenerlo en su cargo. Puestos a elegir entre la urgencia de destituir a un funcionario ineficiente y corrupto o la posibilidad de controlar el nombramiento de su propio ineficiente y corrupto para ocupar su cargo, socialcristianos y correístas no lo dudan ni por un segundo. Lo primero es el juicio político al CPCCS, que nombra procurador, contralor, fiscal, superintendentes… De nada les sirve echarlos si no pueden sustituirlos.

En el Twitter, el coordinador de la bancada socialcristiana, Esteban Torres, vivió su propia fiesta. Fue una delicia contemplar sus retorcidos intentos de disfrazar el sentido de los hechos. Torres es un fiel custodio de su propia caricatura, que le ha valido el mote incómodo de “Baby Torres”: hijo de papá, adolescente perpetuo, gallito de red social, donde es fácil encontrarlo haciendo fintas y aspavientos, muchacheando adversarios, alegando con algún excandidato a concejal de Quito sobre quién tiene más votos, Torres es capaz de batirse hasta la extenuación nomás para quedarse con la última palabra. ¡En el Twitter! Una actitud reveladora de un muy específico y reconocible grado de madurez (o inmadurez) intelectual que apenas si consigue disimular con el traje y la corbata.

“Se cae otra de las mentiras vendidas por los fanáticos de la conspiración”, tuiteó Torres a propósito del archivo del juicio político al procurador: “La Comisión de Fiscalización de la Asamblea -continuó- ARCHIVA el juicio al procurador del Estado con el voto de Soledad Diab, de la bancada del PSC. ¿Quién se opuso? Dos votos del gobierno”. Según ese mensaje que retuiteó Jaime Nebot (Torres debe estar orgasmado) la estrategia en marcha para apoderarse del CPCCS, que en sí misma es el objetivo de la conspiración, se convierte en la prueba inequívoca de que la conspiración no existe. Es el ejemplo más acabado de la desfachatez y el cinismo de una élite política sin escrúpulos que ha hecho del lenguaje (lo mismo que del Derecho) una simple herramienta para buscar atajos por debajo de la mesa.

Mientras tanto, la destitución de la presidenta Guadalupe Llori, otro frente de la conspiración, avanza a paso firme. La Comisión Ad Hoc constituida para echarla decidió acelerar el procedimiento y ayer presentó la notificación respectiva; se llama Comisión Pluripartidista y está integrada, en efecto, por una correísta a ultranza (Pamela Aguirre), un Pachakutik disidente unido a filas correístas (Peter Calo), un independiente que no oculta sus simpatías con el correísmo (John Vinueza), una afiliada a la Izquierda Democrática cuyo partido nada tuvo que ver con su designación pues fue elegida por el correísmo (Lucía Placencia) y, a cargo de la presidencia, un representante del más correísta de los partidos políticos: el socialcristiano Pedro Zapata. Más pluripartidista, imposible.