Ministerio de cachuelos
'Sí, habría que incluir a los artistas en los planes de asistencia del Estado. Pero una cosa es clara: dar de comer a los artistas pobres no es una política cultural'.
Destinar 40 mil dólares para 200 artistas en dificultades por la crisis del coronavirus (a razón de 200 dólares por cabeza) no es la gran cosa. Poner el grito en el cielo porque el Ministerio de Cultura ha decidido hacer esa asignación es, ciertamente, una mezquindad. Pero hay algo aún más mezquino: concebir un Ministerio de Cultura cuya única idea sobre su propio papel en esta coyuntura consista en repartir cachuelos de 200 dólares. Eso no sólo es mezquino: es de una pobreza conceptual que raya en la miseria.
“Mi responsabilidad -tuiteó el ministro Juan Fernando Velasco- es proteger y buscar soluciones para los más vulnerables artistas de nuestro país. Si no lo hago, no sé para qué soy ministro de Cultura”. Pues si no lo sabe, no se entiende qué hace en ese cargo. Porque si la tarea del Ministerio de Cultura se reduce a brindar asistencia económica a los artistas vulnerables, entonces quizá sea el momento de plantear la absorción de esa secretaría de Estado por la de Inclusión Económica y Social, que para eso está.
Sorprende leer a los actores culturales que han saltado en defensa de la política de crisis planteada por Velasco. Hablan como si el Ministerio de Cultura estuviera ahí no para servir a la sociedad con la ejecución de políticas culturales públicas sino para servir y proteger al “sector” (esa es la palabra que usan, conciben la cultura como un “sector”) que ellos representan. Lo cual significa, en primer lugar, asegurar la papa para un grupo de personas que constan en un registro. Garantizar la supervivencia de unos pocos, no trazar políticas públicas para todos. Enorme malentendido de los actores culturales.
Tampoco ayuda la populista reacción de los anticulturales: “La cultura no es una prioridad”, dicen. Y luego se pasan el encierro viendo Netflix. Pues no. Cultura es intercambio de símbolos y sin intercambio de símbolos no hay sociedad posible. Somos seres sociales porque somos seres culturales. O sea que sí: la cultura es prioritaria. Precisamente por eso se necesita un Ministerio que la piense en función de la sociedad. Eso es hacer políticas públicas. Y si esas políticas públicas requieren la inversión no de 40 mil, sino de 400 mil dólares en un plan cultural para la crisis que nos beneficie a todos, que nos convoque, que nos sorprenda, que nos mantenga unidos, que nos toque el corazón y nos frote el cerebro, en fin, que tenga el efecto enriquecedor y multiplicador propio del intercambio simbólico en una sociedad y, de paso, permita a los artistas cobrar por su trabajo, pues esos 400 mil dólares estarán bien empleados.
Lo contrario es lo que están haciendo: reducir lo simbólico a lo ocupacional y las políticas culturales al asistencialismo en una ecuación en la que la sociedad no entra. Eso es mezquino. Si la cultura es un “sector”, entonces habrá que darles la razón a quienes piensan que no es prioritaria. No más que otro “sector” cualquiera. “Los más vulnerables artistas de nuestro país” seguramente necesitan ayuda, lo mismo que otros tantos. Pero no es una política cultural dar de comer a los artistas pobres. Sí, habría que incluirlos en los planes de asistencia del Estado. Y sí, destinar 40 mil dólares para ellos no tiene por qué ser visto como un desperdicio de recursos. Pero sí es un desperdicio de Ministerio: si a Juan Fernando Velasco no se le ocurre qué más puede hacer en esta crisis debería renunciar ahora mismo.