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Roberto López: Así no es

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Es lo que queremos que aprendan quienes inician su vida política?

La respuesta a ‘quién’ destituye al presidente del Tribunal Contencioso Electoral se encuentra en la Constitución, no en el Código de Procedimiento Administrativo [COA] o en el código electoral.

La Constitución le adjudica la competencia de destitución de las autoridades de gobierno a la Asamblea. Las normas del COA son aplicables a los funcionarios de la Administración cuyo origen no es político, sino administrativo.

De acuerdo con el principio de supremacía constitucional [art. 424] “…los actos del poder público deberán mantener conformidad con las disposiciones constitucionales; en caso contrario carecerán de eficacia jurídica”.

Si las normas administrativas del COA se estrellan contra la Constitución, son inaplicables a la destitución del presidente del Tribunal Contencioso Electoral. La misma fue inconstitucional.

Se acaban de pasar la Constitución por el Arco del Triunfo al más puro estilo correísta, como cuando en 2007 en un acto similar a la destitución del juez Muñoz, un órgano administrativo como el Tribunal Supremo Electoral se atrevió a destituir a 57 legisladores -miembros de un órgano político por excelencia como el Congreso- en el ejercicio arbitrario de un poder político del que carecían.

Peligrosa coincidencia. A mi edad, uno no cree en ellas. Autoritarismo a la vista detectan mis antenitas de ‘vinyl’.

La reminiscencia es lamentable, dado que - si “la Administración no es un poder público, como lo son los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial…” [Fernández V., Derecho Público, p. 594], se acaban de inaugurar los abusos de poder que tanto criticamos del correísmo, en un gobierno que había observado respeto por la Constitución y la ley.

Justo en uno que se identifica con el lema ‘el nuevo Ecuador’, un nuevo Ecuador con jóvenes valores como Valentina Centeno en la Asamblea, por ejemplo. Pero si estos inician su vida política abocados a defender violaciones de la Constitución al comienzo de su carrera, en realidad se están iniciando en las prácticas del viejo Ecuador. ¿Es lo que queremos que aprendan quienes inician su vida política? Mal. Muy mal. Así no es.