Roberto López: Calma chicha de la ineptitud

¿Qué hacer entonces? Simple: una ley que establezca tal delito
Las actuaciones de la banda criminal que -cobijada bajo el mote de ‘partido político’- han llevado al país a los extremos de violencia que hoy vivimos, nos sumieron en el narcotráfico y la criminalidad de una forma jamás vista; arruinando así la vida de millones de niños y adolescentes, cuyos videos consumiendo drogas circulan a diario por las redes sociales.
¿Merece quedar en la impunidad la entrega del territorio nacional al narcotráfico y la guerrilla para favorecer los intereses de un cónclave extranjero como el Foro de Sao Paulo? ¿Comete o no traición a la patria el gobernante que actúa en función de los intereses ideológicos foráneos y no en beneficio de su pueblo?
Pero no existe un delito llamado “entrega del territorio nacional al narcotráfico para pagar las cirugías estéticas de las revolucionarias y los vicios de individuos disfrazados de revolucionarios”.
¿Qué hacer entonces? Simple: una ley que establezca tal delito.
Pero el principio de irretroactividad de la ley, conocido desde la época de Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.) fue novelera y convenientemente convertido en “principio de favorabilidad” en el art. 76.5 de la Constitución, reemplazando la irretroactividad por esta payasada. La no retroactividad es para el ciudadano. La “favorabilidad” para el delincuente. Por eso un juez venal liberó el 2020 al jefe de Los Choneros, invocando ‘el favor’ que hace la ley al pillo. Burrada que -como ya dije- no existe, pues lo que hay es un caso de excepción al principio de irretroactividad de la ley, según el cual, se aplica la ley más benigna en caso de ley posterior más gravosa.
Pero ahí también está la solución. Así como existe un precepto de excepción que permite aplicar la ley anterior más benigna, la Constitución debe permitir la retroactividad para delitos de tal magnitud y daño social, como la entrega del territorio al narcotráfico. Así podremos enviar unos 5.000 años a la cárcel al roedor belga y su monstruoso delito no quedará impune.
Viene un gobierno que hará lo debido, sacándonos de esta asfixiante calma chicha de la ineptitud.