Roberto López: ¡Cuando nos dé la &@%# gana!

¿Qué nos pasa? ¿Por qué no reaccionamos?
El Consejo/Judicatura demanda al Gobierno. Un juez falla que debe entregar el billete que ordena el que vino de las estrellas. La corte celestial suspende la explotación del Yasuní impidiendo el ingreso de 1.200 millones de dólares anuales, entre otras barbaridades como el traslado de Fito a La Roca. ¿Se dan cuenta de que el Gobierno está confinado en Carondelet creyendo que gobierna, pero en realidad tenemos un ‘gobierno de los jueces’?
A dentelladas se libra una guerra que no guarda relación con la justicia: es una lucha por el poder en favor de quien (por si no lo han notado) es el verdadero dueño de nuestros destinos. Glas, Mera, Romero, Duarte, etc. están libres. Correa maneja el país a través de la Función Judicial. Lo auxilian el CNE (cuya obsecuencia no puede ser más cínica) y el Consejo de Participación, que desacatando una orden judicial intenta apoderarse ilegalmente del último bastión que les falta: la Contraloría.
El nivel de descomposición al que ha descendido la mal llamada Función Judicial es repugnante. La hemorragia de destituciones, suspensiones, prórrogas inconstitucionales de los períodos y, sobre todo, la ubicación de los jueces afines al correísmo en la sala que revisará el juicio del fugitivo belga, es descarada.
¿Esta lucha de intereses por la impunidad del mayor delincuente de la historia nacional puede llamarse justicia? No. Pero no hay un mecanismo para deshacernos de ella porque la Constitución se encuentra blindada. No se puede ALTERAR las instituciones de gobierno debido a la prohibición del art. 441. El prófugo se dio el lujo de dejarnos prisioneros 15 años en una cárcel diseñada por él, ya que la Constitución no cesó a las autoridades de acuerdo con el período presidencial de 4 años, sino que los dejó enquistados. Y ninguno de los ‘genios’ del Gobierno se dio cuenta. O no les importó, que es peor.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué no reaccionamos? ¿Por qué aceptamos la prisión construida por un demente, sin darnos cuenta de que la nación tiene el derecho inalienable de darse una nueva Constitución cuando sus intereses lo exijan? ¡Cuando nos dé la &@%# gana!