Premium

Roberto López: Jugada maestra

Avatar del Roberto López

Gracias a su habilidad como jugador y al encargo de la oficina presidencial, mientras sigue en ejercicio

No pudieron obligar al presidente a tomar licencia para dar un golpe de Estado posesionando a Abad, con un presidente ausente del cargo. Les ganó. Punto. Es que la -dizque- obligación de pedir licencia no nace ya de la Ley Fundamental, sino de una ley infraconstitucional; cuando el ejercicio del Gobierno y la licencia para no ejercerlo debe nacer de la Constitución. Por eso constaba en la del 98 [art. 101] y por eso ahora la licencia es inconstitucional. Solo fue suprimida de la Constitución para que el Judas Iscariote belga pudiera hacer campaña a sus anchas sin acogerse a la licencia.

Pero gracias a esta jugada maestra tenemos un presidente en ejercicio que encargó su despacho a un ministro de confianza -como bien explicó Pocho Harb en Radio Centro- y tal como manda el art. 150 de la Constitución. Es decir, un presidente que no se encuentra en ‘ausencia temporal’ sino en ejercicio; para no dejar al descubierto su cargo, sabiendo que la Asamblea y la VP se han confabulado para hacerlo a un costado cuando él no se encuentre sentado en el solio presidencial.

¿Su ambición por volver a saquear el país no tiene límites?

Además, la señora Abad está sin funciones y en ausencia temporal porque le da la regalada gana. Si el día de hoy se va a Turquía, cesa esta situación. Pero no lo hace. Agazapada en las sombras, espera la oportunidad de dar el zarpazo y alzarse con la presidencia de la República.

Porque… ¿usted si entiende lector, que esto terminaría si ella se fuera inmediatamente a asumir su encargo, no? Así que los denuestos contra el presidente son infundados. Le ha dado una salida democrática: vaya a asumir sus funciones y a desquitar el sueldo que le pagamos. ¿O planea emular a Mr. Ehlers y pronto la veremos abrazando árboles?

Así que el presi… solo está cuidando el cargo que democráticamente le pertenece y con ello al país. Actúa como estadista y no como leguleyo al seguir en ejercicio, con su despacho encargado. Sin licencia. Y de estadista a fugitivo, ganó el estadista. Gracias a su habilidad como jugador y al encargo de la oficina presidencial, mientras sigue en ejercicio.