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Roberto López | ¿Mintió Carlos Vera?

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Lo relevante es la tutela de la libertad de expresión que Carlos tiene garantizada constitucionalmente

Para el progresismo no basta “con ser mujer, hombre o trans, negro, mestizo o blanco”, sino serlo de la forma prevista: “asumiendo un paquete de ideas, de enemistades, de censuras”, como bien afirma Juan Soto Ivars. Y… ¡ay! de quien se atreva a discrepar de sus tabúes ideológicos como la no discriminación o la violencia de género, a los cuales se ha reducido toda la problemática de una moderna sociedad idiotizada. Cualquier denuncia por ‘violencia de género’ lleva impreso el sello de la victoria en contra del violador. No importa si lo es. Eso es secundario. Así las cosas, se descubre que la engreída de un exvicepresidente, cuya única ‘función pública’ era visitarlo en la cárcel, constaba en el rol de la Prefectura de Pichincha. Y que en la Universidad de Manabí existe otra que, de paso -siendo extranjera- se da el lujo de insultarnos. Pero la prefecta de Pichincha transforma esto en una perorata contra la violencia de género, desviándonos de la verdadera figura delictiva: el peculado. ¿No debería preocuparse primero de la violencia social de una extranjera, llamándonos “cojudos” a los ecuatorianos? Sumemos a esto que en agosto Carlos Vera fue denunciado por llamar “esposa de un violador” a la cónyuge del autor de un delito de abuso sexual, condenado a tres años de prisión. ¿Mintió Carlos Vera? Obviamente no, dijo la verdad. Pero no importa a quienes pretenden estirar la sábana para que todo se convierta en violencia de género, abusando así de un derecho. Como la prensa opina, entretiene e informa, lo que dijo es -en esencia- información y no opinión. En mi caso, pensaba que el abusador había sido condenado por el consumo de harina para apanar. Gracias a la información ahora sé que no es así. Lo relevante es la tutela de la libertad de expresión que Carlos tiene garantizada constitucionalmente. Sus programas diarios cumplen una función social que nadie más desarrolla en la forma de “Vera a su manera”: incomodar al poder con la verdad. Por eso el derecho de todos a ser informados prevalece sobre la intolerancia.

¿La verdad convertida en violencia de género? La idiotez nos está venciendo.