Roberto López | Míster 1%
No es su patriotismo entonces el que nos va a salvar
Según Comunicaliza la diferencia entre el presidente y su inmediata seguidora es de tan solo 3,1 %. Y esto, con un nivel de indecisión de tan solo 14 %, lo cual reduce el posible crecimiento de las dos candidaturas más opcionadas. Ello sucede en un sistema de dispersión electoral diseñado para que quienes gobernaron una década aseguren siempre un lugar como contendores del gobierno, auxiliados por quienes con su paupérrima intención de voto, entre todos, causan el letal daño de mermar un 14 o 15 % al presidente.
Porque el denominador común de todos ellos es ser ‘Míster 1 %’.
Si en lugar de hacerle el juego al correísmo patrióticamente depusieran sus candidaturas, reducirían el riesgo al que nos expone la desmesura de sus egos.
Encima, algunos ya acreditan el fracaso como su carta de presentación tras haber pasado por la Asamblea y el gobierno, sin ser capaces de realizar lo que ahora prometen pero que fueron incapaces de hacer en su momento.
No es su patriotismo entonces el que nos va a salvar.
El país ya escogió y habría un triunfador que ganará por lo que ha hecho y no por su magnífica estrategia de redes.
Este presidente ha sobrevivido a los apagones y aquello se aprecia en la valoración positiva del 54 % que tiene gracias a la estratégica visión que ha aplicado en su gobierno. ¿O ya olvidamos la clase táctica que nos dio al llegar ‘pateando al perro’ y sacando los militares a las calles mediante la declaración de un Estado de Guerra, al cual la Corte Constitucional no pudo meterle sus garras por no tratarse de un ‘Estado de excepción’? ¿O los 11 fracasados intentos del gobierno anterior y su innecesario final, cuando pudo mandar a la Asamblea a su casa repitiendo lo mismo que hizo Correa para deshacerse del Congreso?
Lo insólito es que el escaso talento de quienes no fueron capaces de sostener su propio gobierno, intente contender con quien no tienen ‘ni para comenzar’. ¿La mediocridad en mocasines ganándole a un estratégico Noboa? No, los ecuatorianos no votan por perdedores. Apuntan al caballo ganador porque les gusta ganar la carrera.
