Morenismo disfrazado

En su enciclopedia de la política el Dr. Rodrigo Borja glosa el concepto de plebiscito diciendo que es “…la consulta directa… sobre algún asunto de excepcional importancia en la vida colectiva -la decisión de independencia, anexión o cesión de territorios, secesión, unión real con otro Estado o cualquier otra cuestión trascendental-…”.
Luego narra cómo se realizaron plebiscitos en varios países de Europa occidental para que sus pueblos decidieran si ingresaban o no a la Unión Europea o si ratificaban o no el Tratado de Maastricht; para que el pueblo decidiera si seguía formando parte del Canadá o no; y cómo los habitantes de Gibraltar rechazaron la tesis de la “soberanía compartida” acordada por los gobiernos de Londres y Madrid; o la consulta para que los ciudadanos de Montenegro (los Balcanes) decidieran la continuación de su unidad con Serbia o la independencia; y la reunificación de la isla de Chipre, rechazada por el pueblo.
Como se aprecia, el denominador común es la pregunta de un solo asunto, no de un cuestionario de preguntas. Una sola pregunta que resuelve un problema, pues lo importante es que sea comprendida por el público, porque demanda una previa estrategia de difusión y de explicación. Por eso es una sola pregunta.
Y como tenemos muchos problemas, hay que hallar la forma de resolverlos mediante una sola pregunta que nos saque del actual caos. Aunque nos neguemos a aceptarlo, aquí es un verdadero viacrucis el nombramiento de las autoridades; los presos se postulan a las elecciones desde sus celdas; el terrorismo no es condenado; la traición a la patria por haber entregado el territorio nacional a la narcoguerrilla no puede ser castigada; el garantismo penal a quien realmente protege es a los saqueadores que cumplen las “condenas” en sus mansiones y no a la sociedad.
Consultar sobre la minería a cielo abierto no nos va a sacar del embrollo. La única pregunta que rompe el nudo gordiano es la que permite poner en vigencia la Constitución del 98, con todas las reformas que proponga el Ejecutivo. Si no, seguiremos en un morenismo disfrazado.