Bye bye CC

"La forma adecuada de rediseñar el poder Judicial, es volviendo a lo que siempre tuvimos: una Corte Suprema con su sala constitucional, sujeta al control político del Congreso"
El presidente va a “proponerle al Ecuador una nueva arquitectura institucional para evitar estos conflictos que se presentan entre la Corte Nacional y el Consejo de la Judicatura”, pues …“lo que tiene el Ecuador hoy es la novelería…”. Diagnóstico preciso, pues el Ecuador nace a la vida republicana adoptando el sistema presidencial norteamericano, en el cual el eje central es la Corte Suprema de Justicia. Sobre esta se ha dicho que: “Las funciones de la Suprema Corte fueron y siguen siendo las de custodio de la supremacía constitucional, guardián de las garantías y de los derechos individuales e intérprete final de la Constitución”. (Fayt, C. S., 1995, La dimensión político-institucional de la Corte Suprema de la nación).
-¡Hey! ¿Qué te pasa? Está mal… eso hace la Corte Constitucional. -No señor. En el presidencialismo, es la Corte Suprema a través de su sala constitucional quien interpreta la Constitución. Pero déjame continuar con mi cita: “…[la Suprema Corte] …es la pieza clave del sistema de gobierno de los Estados Unidos y la más original creación de la teoría del gobierno moderno como órgano encargado del control de la constitucionalidad de los actos estatales…”.
¿Alguien ha escrito lo mismo sobre el sistema que nos legaron… un corcho, una directora de cine dedicada a intentar reemplazar el cóndor por un cuy o el “genial” Virgilio? ¿Difícil no? Pues a diferencia del sistema judicial diseñado por Hamilton, Madison, Jay y los constituyentes de Filadelfia que debieron convencer a los Estados de la Unión para que ratificaran el diseño del sistema judicial en la Constitución, lo que tenemos ahora es una hidra de 3 cabezas que se agarran a dentelladas cada vez que pueden. Encima, con una corte constitucional que se da el lujo de controlar la acción del Gobierno sin que nadie controle su omnímodo poder. Por eso la forma adecuada de rediseñar el poder Judicial, es volviendo a lo que siempre tuvimos: una Corte Suprema con su sala constitucional, sujeta al control político del Congreso. Como fue siempre, antes de que apareciesen las corcho-virgilianas novelerías. Bye bye CC.