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Desde las cárceles

Avatar del Roberto López

Aunque el jefe carcelario brasileño niegue la veracidad de esta entrevista, no importa. La ficción supera la realidad. Una similar a la nuestra: “…yo soy una señal de los tiempos. Era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas. Antes era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio pero… ¿Qué hicieron? Nada. ¿El Gobierno alguna vez reservó presupuesto para nosotros? Solo éramos noticia en los derrumbes de las villas… Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga. Y ustedes se están muriendo de miedo. Somos el inicio tardío de vuestra conciencia social. No hay solución. Solo la habría con muchos millones de dólares gastados. Tendría que haber una reforma radical del proceso penal del país… comunicaciones e inteligencia entre policías (nosotros hacemos hasta «conference calls» entre presidiarios…). Y todo eso costaría billones de dólares. Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes afuera. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte. Ya somos una nueva «especie», distinta. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común ¿Ustedes intelectuales no hablaban de lucha de clases? Entonces, ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…! Yo leo mucho, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No hay más proletarios o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles como un monstruo. Mis comandados son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio”.

O entendemos que nunca vamos a lograr controlar el narcotráfico internacional y cambiamos el enfoque, buscando la forma de quitarle el negocio a la multinacional de la droga, o esta terminará por engullirnos desde ahí adentro: desde las cárceles.