¡Chambones!

Si el próximo presidente cree que podrá gobernar sin el profundo cambio que se requiere, se estrellará contra la pared
Dejémonos de vainas: el Gobierno se va porque no logró gobernar. El correísmo lo bloqueó. Y el equipo asesor fue incapaz de resolver el dilema de disolver la Asamblea sin irse a su casa. No encontraron la forma. Eso es incapacidad. A la enésima potencia. Porque nunca debimos ir a estas absurdas elecciones a mitad del período, con las consecuencias que ocasionaron.
El Ejecutivo es dual: administra… y gobierna. Pero la Constitución creó un fenómeno que no se había dado jamás: ahora gobierna la Corte. Y el último enredo que acaba de armar es el plebiscito sobre el Yasuní, al que debió preceder una consulta previa, respetando el derecho de las comunidades que pudieran afectarse según el art. 57 CRE… ¡chambones! Quitándonos 1.100 millones de dólares anuales de ingresos, además de los 107.000 empleos que se perderán. Y la pregunta está mal formulada: el petróleo no está “bajo el subsuelo” sino en este. Eso la hace inaplicable y por ende, inconstitucional. El Gobierno no está obligado a mantener el petróleo bajo el subsuelo, porque no está allí. Puede seguirlo sacando del subsuelo, donde sí está.
El presidente trató de crear zonas francas. La CC dijo no. En la consulta (acto de gobierno), los asesores tuvieron que ir a rogar que les aprueben las preguntas. En ningún lugar se requiere permiso de las Cortes, pues estas existen para dirimir controversias no para gobernar.
Antes impidieron a las FF. AA. auxiliar a la Policía en medio de la guerra con las mafias, boicoteando los estados de excepción. El control universal de estos es parlamentario, no judicial. Ignorantes.
Para colmo, el presidente ya no nombra autoridades, como fue siempre antes de Correa. Por eso tenemos el mismo CNE, cuando se lo pudo cambiar en una semana si se corregía la forma de designación. No hacerlo muestra la mediocridad de un gobierno que “marchó” antes de concluir su período, cuando el poder es para ejercerlo, no para retirarse a medio tiempo.
Si el próximo presidente cree que podrá gobernar sin el profundo cambio que se requiere, se estrellará contra la pared. Le pasará lo mismo que a los torpes ineptos de hoy.