Por ese votaré
El CNE sigue bajo el control de doña Diani, a quien ya se le venció el periodo para el que fue designada
La frase “pero es que Lasso ya tiene dos años en el poder” no basta para justificar lo que nos pasa. La inacción de Lasso no borra las culpas de Correa. Que hayamos llegado al extremo de tener que mirar por el retrovisor para ver si aparece “el señor de la moto” -así se paren de cabeza sus defensores- solo tiene un culpable. Y está prófugo.
Solo hay que ver a Durán convertido en un auténtico cementerio, a los auditores de la Contraloría secuestrados, a las autoridades incómodas para cierto fugitivo asesinadas, mientras se contramatan en las cárceles y -al mismo tiempo como si nada sucediera- al sistema Judicial aprestándose a designar nuevos jueces bajo el control del correísmo. Y al Consejo de Participación avanzando con el proceso de designación del contralor. Y cuando se instale el nuevo circo legislativo controlado por el bloque con mayor intención de voto, mirar impasibles como van tras la fiscal general.
Mientras tanto, el CNE sigue bajo el control de doña Diani, a quien ya se le venció el periodo para el que fue designada, y a quien la ley solo le permite seis meses en funciones prorrogadas. Y dado que la Constitución establece una duración de tres años para el presidente del CNE (art. 218), en este momento, su presidencia es INCONSTITUCIONAL. Y como todo lo que contraviene la Constitución carece de eficacia jurídica (es decir, no produce efectos), el proceso electoral está viciado de inconstitucionalidad. La proclamación del ganador de la presidencia también lo será.
Por eso votaré por el candidato que me diga “cómo” -dicho en guayaco crudo y duro- va a hacer para sacarlos a patadas a todos estos, para poder gobernar el país. Sí, ya sé, la única salida para lograr un país gobernable es la que yo vengo planteando hace siglos: la convocatoria a una constituyente. Pero convocar a una constituyente para que el correísmo se adueñe de ella, igual que hará con la Asamblea, es una soberana estupidez. Así que -repito- escucharé a quien me diga “cómo” hará para impedir que el correísmo se acerque a mirar siquiera por las ventanas del lugar donde sesione la Constituyente.
Y por ese votaré.