¡Feliz Navidad!

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Aquí te robas miles de millones (incluyendo a la abuela del juez) y pagas 40 años (perdón, el 60 % de la pena, es decir solo 24 tiernos añitos).

La Asamblea tramita “la reforma penal”. Pero los pillos seguirán saliendo a las calles con medidas sustitutivas. Ahí está el zar del fútbol. Tenía que pagar más de 12 millones de dólares de multa. ¿La pagó? ¡Qué va! ¿Sigue preso? Naa, libre como el viento. ¿Alguien ha devuelto el billete de los atracos? No. No es necesario. Ni pagar las multas porque -cumplido el 60 % de la condena- pa´ fuera. So pena de destitución de la autoridad. (Qué ternura hacia los delincuentes la nuestra: “COIP. 15. 12. Libertad inmediata”). ¿Reformar esto? -¿Qué eres, bobo? No conviene.

A los de ETA, 2.000 años. Aquí te robas miles de millones (incluyendo a la abuela del juez) y pagas 40 años (perdón, el 60 % de la pena, es decir solo 24 tiernos añitos). El ratón belga lo hizo así porque no quería ver a su gente en cana. ¡Qué va a reformar la Asamblea! Por eso nos amaga con esta nimiedad de “dizque” reforma.

Encima, lo insólito: la visitadora no cometió delito, la Pao sigue de prefecta aunque la ley diga lo contrario, y… todo chévere. ¿Miss Piggy? Ni hablar. También libre como el viento. Y la payasada de “reforma electoral” deja “vivita y coleando” la posibilidad del próximo apagón al no proponer un sistema público de conteo de votos, en lugar del sistema de computación amarrado previamente. Y mantiene una “rentable” situación para unos cuantos sapos que se llevan el billete, mientras los enfermos tienen que demandar al Estado por medicinas. Todo bajo el engañabobos de “las chicas a la cabeza” en las listas, lo cual nos distrajo de lo de fondo.

Y ahora, la cereza del pastel: “la mejor corte de la historia” se conduele de los violadores y no de los niños. Los mejores “constitucionalistas” del país, no saben que la Constitución (art. 44) asegura el ejercicio pleno de los derechos de los niños y atiende “el principio de su interés superior”. Y que “sus derechos prevalecerán sobre los de las demás personas”.

¿Ya qué más? Mejor apaguemos la luz, cerremos la puerta y tiremos la llave. Esto es un circo, no un país.

¡Feliz Navidad!