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El mito de los derechos

Avatar del Roberto López

Todo un avance Montecristi, ¿no?

La Constitución correísta fue publicitada como la más “avanzada” del mundo en materia de derechos, pues prohíbe su restricción. Falso. La no restricción de derechos es más trucha que un billete de a dos… pues es inaplicable. Si alguien dinamita un centro comercial y causa la muerte de miles de personas, debe ir a la cárcel… ¿no? ¿Cuál es la forma de encerrarlo, sin restringir su libertad? ¡Hay más de 30 mil presos con el derecho a la libertad restringido!

Las restricciones a los derechos no solo son posibles: son necesarias. Es evidente que el derecho a la vida de las personas que estaban en el centro comercial, restringe el derecho a la libertad de poner bombas.

Encima, ataron la “no restricción” a la reforma constitucional: no puede haber reforma que restrinja derechos por la prohibición de los arts. 441 y 442, CRE. Pero como el ámbito de protección de todo derecho demanda la restricción de las vulneraciones a ese derecho (vida vs. libertad, en el ejemplo de la bomba) siempre habrá una restricción que torne inconstitucional todo intento de reforma.

La crónica de la torpeza escrita en una Constitución. Una que en realidad impide la “progresividad” al estar inhabilitada la reforma de derechos: no hay cómo mejorarlos. La tan cacareada “progresividad” no pasa de ser otro embuste publicitario de la fallida revolución. Y un retroceso.

Los horrores de la guerra enseñaron a los alemanes la forma de resolver el tema de la restricción de derechos. Al expedirse su Constitución en 1949 se permitió la restricción de derechos pero sin afectar su contenido esencial. Encerrar a los nazis no significó utilizarlos para experimentos humanos, como hicieron ellos. Restringió la libertad respetando el contenido esencial. 74 años después, en Ecuador seguimos pensando que no se puede restringir derechos, cuando el moderno Derecho Constitucional se centra -precisamente- en el estudio de las restricciones.

Todo un avance Montecristi, ¿no?

Hay que quemar esa basura, so pena de seguir viviendo una mentira: miles de presos con el derecho a la libertad restringido, cuando la Constitución prohíbe hacerlo.