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¿Qué nos pasó?

Avatar del Roberto López

-La Constitución del Ecuador prohíbe restringir derechos. -Si en lugar de repetir como loro, razonaras… ¿Acaso un preso no tiene restringido su derecho a la libertad? Es su contenido esencial lo que no se puede restringir. Si no, el texto del nuevo oráculo de Delfos del garantismo, la Convención ADH, no regularía las restricciones a los derechos: “Las restricciones… al goce y ejercicio de los derechos y libertades… no pueden ser aplicadas sino conforme a leyes…”.

El deficiente razonamiento de la generación de retrasados garantistas no entiende que no hay proporcionalidad sin restricción. Por eso defiende una tonta idea: que los derechos no se pueden restringir. Y no es ofensa. Literalmente, me refiero al retraso de 73 años respecto de la Constitución Alemana del 49, cuyo artículo 19 se denomina Restricción de los derechos fundamentales y explica que lo que no se puede restringir es el contenido esencial del derecho.

Y dado que el aborto termina la vida, importa una restricción a su contenido esencial. Solo puede restringirse por ley, como manda la Convención. Así que si el veto es total no se podrá ejercer el nuevo “derecho al aborto”, monumento a la antilógica creado por la CC en su sentencia: la muerte de un ser humano no puede constituir el derecho de otro, pues los derechos son ámbitos de autodeterminación individual. (Loewenstein, 1975). Si mi decisión afecta tu integridad física, ya no es “derecho” sino poder. Si te violo, no es porque tengo el derecho de hacerlo, sino porque soy más fuerte que tú. Si abortas, es lo mismo: estás ejerciendo tu poder sobre un ser indefenso. Vivir es su decisión no la tuya, pues él jamás decidiría morir. Conseguir un carnicero que lo despedace con unas tenazas no es un “derecho”. Es tu poder sobre él.

No hay diferencia entre violar y abortar: quienes abortan por violación cometen el mismo abuso de poder del miserable que las violó.

Y ambos casos representan la muerte de la inocencia. Harper Lee ganó el Pulitzer al graficar su pérdida, en Matar un ruiseñor. Es que hasta los 60 matar la inocencia era un crimen execrable.

¿Qué nos pasó?