Ya perdí la esperanza

De paso, no logramos entender que las cortes dirimen controversias judiciales. No gobiernan
La designación de autoridades de gobierno -acto político en esencia- fue convertida por la Constitución en un acto administrativo. Y ahí es donde se armó el relajo, pues cuando la designación seguía el procedimiento político universal, el funcionario era nombrado en dos patadas. La designación del vicepresidente es el ejemplo: Lenín Moreno envió la terna a la Asamblea con el nombre de M. Alejandra Muñoz el 10 de abril. El 17 fue nombrada vicepresidente.
El ‘genio’ belga fue quién nos jorobó la existencia con su Constitución, porque en el proceso político tradicional no eran admisibles las acciones de protección. Fíjense en la norma constitucional: En caso de falta del Vicepresidente, “la Asamblea Nacional, con el voto conforme de la mayoría de sus integrantes, elegirá su reemplazo de una terna presentada por la Presidencia de la República”. Y esto es lo que resuelve el problema: “Si la Asamblea Nacional omite pronunciarse en el plazo de treinta días de notificada la petición, se entenderá elegida la primera persona que conforme la terna”.
¿Se imaginan a Lenín poniéndole una acción de protección a la Asamblea para que designe a un miembro de la terna? ¿O la Asamblea poniéndole una a él para que envíe la terna?
En cambio, el procedimiento administrativo no solo que admite las acciones de protección, sino que destruye la Constitución al permitirle al Consejo de Participación elaborar un “reglamento” de designación. Y ahí es cuando se arma el relajo, pues para terminar de enredar todo, entra en escena la tremenda corte y le ordena al Consejo nombrar de forma “célere”. Este se niega porque un reglamento infraconstitucional -¡qué risa!- se lo impide. De paso, no logramos entender que las cortes dirimen controversias judiciales. No gobiernan.
Y ahí es cuando aparecen los genios del constitucionalismo en las pantallas de TV: que la tremenda Corte nombre al presidente del CJ; que el Papa sirva de mediador… No, mejor Bad Bunny. Todas, soluciones inconstitucionales.
La forma de arreglar esto, es volviendo a la Constitución anterior. O jamás saldremos del enredo. Pero ya perdí la esperanza.