El quinto jinete

Aún podemos impedir que haya alcaldes “de a 20 %”. Pero a nadie le importa un bledo
Así como destruyó todo, el prófugo dañó el tradicional derecho de elección. Y ahora lo importante no es elegir y ser elegido, sino “participar”. La “ no discriminación” mal entendida es el quinto jinete del Apocalipsis. Por eso -en contra de la Constitución- “participan” hasta los presos que tienen suspendido el derecho político de elección. En esa línea se vienen las seccionales y tendremos que afrontar otra vez los efectos de la dispersión electoral, ocasionada por la estupidez de la “participación” masiva. Cada fiera que ya “olió sangre” sabe que hay una presa llamada fondo partidario. Que -entre otras veleidades- compra hasta vaginoplastias sin que nada pase en este desesperante país en el que cualquiera puede robarle al Estado sin ser acusado. Y como somos una sociedad que no reacciona, las fieras que aún manejan los hilos del poder “vendrán por más” y se inscribirán como candidatos para meterle la mano al “fondito”. Saben que no haremos nada para impedirlo y que las próximas elecciones serán con las mismas reglas. Pero si el fondo partidario es lo que crea la dispersión electoral y causa la avalancha de candidatos… ¡Hay que suprimirlo!
-No. Se requiere una reforma constitucional. -Pero es posible hacerla: no hay “restricción” sino avance de derechos (recuperamos la libertad de contratar nuestra propaganda electoral), no se afecta el procedimiento de reforma constitucional, ni la estructura de la Constitución.
Y en cuanto a la prohibición de alterar los elementos constitutivos del Estado, aunque “la mejor corte de la historia” no tenga idea de cuáles son y así lo reconozca en su Dictamen No. 4-18-RC/19, (25… “dado que para la actual Corte Constitucional el carácter y elementos constitutivos del Estado no se circunscriben únicamente a características sino que implica [n] una amplia dimensión espacial”…), estos no son “características”, sino elementos concretos: el territorio, el pueblo y el poder del Estado. (Jellinek, 2002). Y ninguno se ve afectado por la supresión del fondo partidario.
Aún podemos impedir que haya alcaldes “de a 20 %”. Pero a nadie le importa un bledo.