Nos resisitimos a que se “resistan”

No lo digo yo. Lo dice la Constitución
“No queremos dialogar. El único objetivo es sacar a Lasso", repite uno de poncho rojo. Una minoría del 7 % decidió 'sacar' al presidente. Que se 'resisten' dicen. Pero quien no pudo salir a vender su mercancía y llevar el pan a su casa se pregunta... ¿y los derechos de quienes no estamos de acuerdo con el paro quién los defiende? Lo cual evidencia el absurdo de
'resistirse' ante el orden establecido, cuando es - precisamente- ese orden el que garantiza los derechos de la sociedad toda. Al contrario de lo que sucede en este país de locos, "contra cualquiera que intente eliminar este orden todos los alemanes tienen el derecho de resistencia", dice la Constitución alemana. (LFB).
El estudio del Derecho Comparado nos enseña entonces, que el derecho a la resistencia radica en los 17 millones de ecuatorianos y no en quienes intentan atentar contra su derecho al trabajo, a la libre movilización y sobre todo... el derecho a vivir en paz. No de la insensata forma en que una tarea de ineptos lo estableció en la Constitución, manipulando la idea de que te puedes 'resistir' para defender tus derechos ante quien -precisamente- tiene el cometido de su custodia: la Fuerza Pública.
No lo digo yo. Lo dice la Constitución: "Las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional son instituciones de protección de los derechos" ciudadanos... Siempre fueron las garantes de la seguridad, pero esto fue constitucionalmente modificado por Correa y su combo. No hay la menor duda de que la Constitución los convierte ahora en garantes de los derechos de 17 millones de personas cuyo anhelo es trabajar y subsistir. Es increíble que por hacerlo sean vilmente agredidos por una horda de salvajes.
Es falso entonces que los incendiarios agresores se estén 'resistiendo constitucionalmente'. Resistirse no es delinquir.
Correa no solo arruinó al país entregándolo al narcotráfico, sino con la demagogia de su estúpido garantismo constitucional. Y ya no se trata del Tahuantisuyo o el Tahuantinuestro, sino el de todos. Por eso nos resistimos a que se 'resistan'.
Para que el Ecuador sobreviva, su actual Constitución debe morir.