Está de ‘tomar un traguito’

Ni en la época del más recalcitrante correato perdimos la ciudad de Guayaquil, ni la provincia del Guayas
Todos felices y contentos. Los roedores se fueron a su casa. Pero el costo de esa felicidad es altísimo, pues la presidencia queda vacante: hay que ir a elecciones generales. Habiendo existido otra forma de enviarlos a pastar chirotes sin perder la presidencia.
Jamás se cede una posición de poder si no hay control sobre la forma de recuperarla. Y aquí lo único que no existe, es control. Además, uno no cede el rey (presidencia) para comerse a los peones (Asamblea): eso es perder el juego.
Y la verdad, no importaría si el único costo fuera el riesgo de perder el Gobierno. Pero lo grave es que lo que está en juego no es el Gobierno sino el país, pues quien se pasó nuestra democracia por el Arco del Triunfo permitiendo la supresión del factor de doble autenticación de acceso al sistema informático denunciado por la misma Microsoft y Francisco Endara, es quien -¡otra vez!- dirigirá el “proceso electoral”.
¿Quién fue el mayor perdedor en una consulta ganada, cuya sostenida tendencia se mantuvo arriba del 70 % durante semanas? El Gobierno. ¿Han dicho ‘esta boca es mía’ o reclamado el grosero fraude que culminó con el clásico apagón, tema únicamente impulsado por Blasco Peñaherrera y Juan E. Guarderas? ¿Existe la remota posibilidad de que en esta ocasión manden zumbando del CNE a los autores y controlen eficientemente las elecciones? ¿Algo nos garantiza que van despertar de su abulia y coger el toro por los cuernos en esta ocasión? Nada. Ni en la época del más recalcitrante correato perdimos la ciudad de Guayaquil, ni la provincia del Guayas.
En el delirio del festejo hemos olvidado que esta señora permitió la inscripción de la ‘mariposa del sur’ con cédula falsa (delito de suplantación de identidad) y que ‘se quedó quedita’ ante la denuncia de los aportes ilícitos de campaña del ELN a un movimiento que debería estar impedido de participar por semejante delito. Pero aquí… no pasa nada.
Solo les faltaba la presidencia y les acabamos de abrir la puerta al escenario que mejor manejan: el electoral. Gracias al fraude.
Pero todo bien, ¿no? Está de ‘tomar un traguito’ para festejar.