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Roberto Passailaigue: Ambientalismo vs. civilización

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Protejamos y preservemos el medio ambiente de Cerro Blanco, pero sin sacrificar el bienestar del ser humano

Si por el año 1538 hubieran existido los movimientos sociales y comunitarios a ultranza, Francisco de Orellana no habría efectuado la última fundación de Santiago de Guayaquil en el Cerro Verde y al margen occidental del río Guayas, pues se diría que contaminaba a las especies nativas y endémicas del cerro y del río.

Tampoco se habría podido construir el Puente de las Ochocientas Varas que unía a los antiguos sectores de Ciudad Vieja y Ciudad Nueva en las épocas colonial, independentista, gran colombiana y ecuatoriano-temprana. Tampoco el puente sobre el estero de las conchas, ni sobre el estero Salado, y con ello simplemente no hubiera crecido ni se habría desarrollado Guayaquil.

De existir el predominio de los movimientos ambientalistas, en 1938 el gobierno de Estados Unidos de América no hubiera construido una de las carreteras sobre el agua más largas del mundo, que une Miami con Cayo Hueso, y que atraviesa mar, pantanos, manglares, islas, corales, playas y demás sitios de naturaleza virgen, hasta ese entonces. Y así en todas las partes y países del mundo.

Simplemente no se desarrollaban las ciudades con base en el progreso material, social, cultural y político propio de las sociedades más avanzadas, que se conoce como civilización. Las sociedades y la civilización no deben considerase opositoras ni enemigas de la naturaleza; lo son cuando se la afecta indiscriminadamente, sin medidas de protección, mitigación ni remediación a las afectaciones.

Es verdad que toda construcción producto de la actividad humana llega a afectar al medio ambiente, pero si se toman las medidas modernas de construcción y protección se logra mitigar al máximo la afectación ambiental. Eso es lo que debe considerar la ciudadanía en su apoyo al proyecto del Municipio de Guayaquil para construir la vía alterna por Cerro Blanco, que solucionaría en parte el grave problema de circulación en la Vía a la Costa.

Protejamos y preservemos el medio ambiente de Cerro Blanco, pero sin sacrificar el bienestar del ser humano, que necesita de vías de circulación en ese sector de alta densidad y progreso de Guayaquil.