Roberto Passailaigue: Lo bueno, malo y feo de redes sociales
Las redes sociales por sí mismas no son malas ni buenas, son las personas las que les dan esos usos
Las redes sociales son parte del sistema de comunicación e información que utiliza el ciberespacio para interactuar en tiempo real, formando estructuras interconectadas dentro de internet según sus intereses, necesidades o valores comunes, creando comunidades lineales, sin limitaciones ni presencia física.
Son canales de sociabilización, entretenimiento e información masivos que acortan tiempo y distancia, que influyen en la opinión pública y el aprendizaje, ya sea de manera positiva o negativa, lo que podremos homologar como lo bueno, lo malo y lo feo.
Podemos considerar como lo bueno o positivo, el que, por su intermedio se obtiene rapidez y amplia difusión de la información, en tiempo real, e informar sobre acontecimientos o sucesos, así como compartir experiencias y opiniones de otras personas de cualquier parte del mundo, para intercambiar conocimientos. La información, los videos, las imágenes y las opiniones que se comparten en las redes se hacen públicas y pueden ser conocidas en casi cualquier punto del globo de manera inmediata. Suelen ofrecer oportunidades laborales, se llega a conocer a grupos con intereses comunes y constituyen una gran fuente de entretenimiento.
Lo malo o negativo es que pueden llegar a ser muy adictivas y ejercen gran influencia en los criterios y emociones. Permiten actuar a personas con opiniones y actitudes dañinas, perniciosas; a odiadores, resentidos sociales que ofenden y dañan la honra y prestigio ajeno con falsas noticias; al igual que a delincuentes que actúan en ciberdelitos, pederastas, de acosos sexuales, extorsiones, chantajes, estafas, robo de datos, etc.
Lo feo o resultados desagradables o perversos: la viralización de la información falsa o ‘fake news’, que se reproduce exponencialmente sin ser verificada o contrastada y que usualmente es dañina, falsa y ruin. También es pernicioso el acceso indiscriminado a contenidos sensibles de tipo sexual o violento, e inadecuado sobre todo para grupos sociales vulnerables, como los niños.
Las redes sociales por sí mismas no son malas ni buenas, son las personas las que les dan esos usos.