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Roberto Passailaigue: Educación sesgada y adoctrinadora (III)

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Felizmente, ya no están en vigencia esos textos en las escuelas y colegios que ahora facilitan el libre conocimiento

Las instituciones particulares se resistieron a adoctrinar a sus estudiantes con la ideología del gobierno, por lo que el presidente Correa inició una campaña contra estas instituciones. Decía que “soñaba con el día en que desaparezca la educación particular en Ecuador”, o que las “mujeres que iban a las universidades privadas era solo para buscar maridos”, lo que además de ser un criterio misógino, evidenciaba su desprecio al sistema de educación particular. La obsecuente secretaria de su despacho ayudaba ladinamente a que sus disposiciones se cumplan.

El informe de un equipo profesional sobre Posición Estratégica 174 (01/02/2017) acerca del adoctrinamiento escolar pudo establecer un claro y evidente adoctrinamiento en varios libros de educación general básica, autorizados y elaborados por el Ministerio de Educación; concluyendo que: en esos textos se refieren contra la corriente ideológica de derecha, favoreciendo a la de izquierda; realizan conjeturas mal intencionadas de hechos históricos sobre la realidad nacional y mundial; muestran sesgos ideológicos que restringen el acceso del conocimiento; evidencian falta de pluralismo ideológico y rigor científico; y son usados como herramienta de adoctrinamiento.

Felizmente, ya no están en vigencia esos textos en las escuelas y colegios que ahora facilitan el libre conocimiento, desarrollando la capacidad investigativa de los estudiante y su sentido crítico. Actualmente se educa sin el sesgo ni adoctrinamiento, como en el Gobierno de Rafael Correa, y por más que le disguste a él y a la que fuera su secretaria, no es adoctrinamiento el que en una evaluación un estudiante con sentido crítico haya contestado que “se mantuvo en el poder por más de 10 años Rafael Correa” y “sus opositores lo criticaban por tener un gobierno corrupto”. ¿Acaso no es verdad?

No es adoctrinamiento enseñar la historia de manera real y verídica, sin sesgo, pero sin ocultar la realidad que todo el país conoce, incluso en gobiernos que no son de la ‘trosca progres’, como los Estados Unidos de América, que retiran las visas a los que consideran corruptos.