Roberto Passailaigue: Elecciones en Estados Unidos
Las críticas hacia Trump eran: ser prepotente, racista, violento, intransigente, nacionalista, defensor de la tradición
El proceso electoral en los Estados Unidos de América se cumplió conforme lo programado. La mayoría de encuestadores hacían sus análisis sobre un empate técnico, mientras que otros predecían una muy estrecha diferencia en favor de Donald Trump, del Partido Republicano, o en favor de Kamala Harris, del Partido Demócrata. Hubo quienes le daban el triunfo de manera holgada a los demócratas y otros a los republicanos, cual baratillo al puro estilo de nuestras encuestadoras.
Las críticas hacia Trump eran: ser prepotente, racista, violento, intransigente, nacionalista, defensor de la tradición, familia y propiedad privada, libre empresa, antiinmigración ilegal, aplicación de la ley y derecho colectivo por sobre el derecho individual y todo lo que pueda significar el neoliberalismo o una derecha explotadora; mientras que a Kamala se la criticaba defensora del aborto, de la ideología de género, de la migración ilegal, mal manejo económico y de todo lo que pueda significar el comunismo y la izquierda que se autodenomina progresista y la aplicación de los derechos individuales sobre los derechos colectivos y la norma legal, con la defensa de los derechos humanos mal entendidos y peor aplicados.
Al momento de escribir este artículo, Donald Trump había sido electo presidente 47º de los Estados Unidos con una amplia y significativa diferencia, superando a su competidora por aproximadamente cinco millones de votos, consiguiendo el Partido Republicano una victoria en el Senado, con una mayoría de 52 escaños, tras imponerse en los estados claves de Pensilvania y Wisconsin. Asimismo, podría lograr el control de la Cámara de Representantes, puesto que, al 6 de noviembre, se le acreditaban 204 de los 218 escaños necesarios para asegurar la mayoría en esta cámara.
El triunfo de Donald Trump, celebrado por un gran número de presidentes y políticos de la tendencia, podría repercutir en el balance hegemónico mundial influyendo en los pesos y contrapesos geopolíticos, pues en los últimos tiempos Estados Unidos había perdido protagonismo con los gobiernos del Partido Demócrata.