Roberto Passailaigue: Antes guardaban la apariencia...
Ya no importa la apariencia, ni el qué dirán
No es que los tiempos de antes eran mejores, sino que en el quehacer político había mayor decencia, ética, moral y civismo. Ahora, como en el tango Cambalache, “todo es igual, nada es mejor; lo mismo un burro que un gran profesor…”.
Si los actores políticos querían hacer algo que no era legítimo o atentatorio al bien común, simplemente no lo hacían, caso contrario, le daban apariencia de legalidad y le buscaban argumentación legal, ética o filosófica para convencer del porqué de dicha actuación.
En los últimos días aconteció un acto por de más bochornoso, inadmisible, ofensivo a la inteligencia humana, a la democracia e independencia de poderes, mediante el cual, la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional convocó al Pleno del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social -CPCCS-, para llamarles la atención, increparlos y casi ordenarles, bajo amenaza de destituirlos mediante un juicio político, si no reconsideraban y revocaban la resolución que designaba a la Dra. Dunia Martínez Molina como presidente del Consejo de la Judicatura. Todo ello para beneficiar al Dr. Mario Godoy Naranjo, quien resultó elegido luego de planteada la reconsideración, haciendo que se reintegre de vacaciones por paternidad un consejero, contando su voto como válido sobre la reconsideración de una resolución de una sesión en la que no estuvo presente, lo cual está expresamente prohíbo; y con el voto a favor de Juan Esteban Guarderas para la reconsideración, quien siempre ha pretendido aparecer como legalista anticorreísta y que luego facilitó la elección absteniéndose en su voto, en lugar de votar en contra en los dos casos, si es que en verdad no estaba complotado.
Además de la burda intromisión de la Comisión de Fiscalización de la Asamblea, se violentaron procedimientos y se adoptó una nueva resolución designando a Mario Godoy, sin revocar ni dejar sin efecto la resolución de Dunia Martínez, de tal forma que existen dos designaciones. Lo peor es que toda esta maniobra de RC5 se realiza bajo la complacencia y complicidad del Gobierno. Ya no importa la apariencia, ni el qué dirán.