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Roberto Passailaigue | Impuesto a la educación

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Especialistas consideran que se deben unificar y clarificar todos estos beneficios tributarios que actualmente son dispersos

El impuesto es un tributo obligatorio que se establece por ley en beneficio del Estado para el cumplimiento de sus obligaciones y que lo paga el contribuyente sin recibir contraprestación ni beneficio a cambio. Es directo cuando grava el ingreso o riqueza de las personas o empresas, como el impuesto sobre la renta, al patrimonio, etc.

Cuando el gobierno no puede cubrir su presupuesto operativo, como cualquier empresa, tiene dos alternativas: subir los ingresos o bajar gastos. Ante un déficit fiscal, los monetaristas suelen recurrir a creación o la subida de impuestos, lo cual no es aconsejable por ser una medida regresiva que afecta directamente a la población y perjudica a su economía. Lo pertinente es aplicar un reordenamiento del gasto público, reducir la burocracia, eliminar subsidios y gastos perjudiciales a la economía, o incentivar la producción con mayor inversión nacional o extranjera, mejorar el rendimiento de sus fuentes de producción, como minería, petróleo, mas no subir impuestos. Siempre es aconsejable bajar gastos, manteniendo una política fiscal transparente, eficaz, eficiente y correcta.

Se ha dicho que la nueva reforma tributaria que trabaja el Gobierno apunta a recaudar casi 500 millones de dólares. Para un exfuncionario del SRI, gran parte de esa recaudación correspondería a la eliminación de exoneraciones tributarias o a gravar a productos de tarifa 0 % de IVA, como salud, educación, medicina, insumos agrícolas, etc.

Especialistas consideran que se deben unificar y clarificar todos estos beneficios tributarios que actualmente son dispersos y en algunos casos contradictorios, lo cual tiene lógica, pero pretender gravar con impuesto a la salud o a la educación, porque nadie paga, es un criterio errado y discriminatorio. Sugerir el cobro de impuesto a personas con alto poder adquisitivo que pagan elevados montos de estudios o que se atienden en clínicas particulares es perverso y reviste una carga ideológica contra el sector privado de la libre empresa, que es el que realmente mantiene la producción, trabajo y progreso de los países. (Continúa)