Premium

Roberto Passailaigue: Impuesto a la educación (II)

Avatar del Roberto Passailaigue

La ciudadanía clama por mejor servicio, más calidad, rigurosidad, control y disciplina en el Sistema Educativo

La educación es un derecho de las personas y un deber del Estado, el cual tiene la obligación de cumplir con el derecho a la educación de todos los niños y jóvenes del país. Para ello, la educación pública, incluyendo la superior hasta el tercer nivel, será gratuita y el Estado la financiará de manera oportuna y suficiente en sus instituciones, no así con las particulares.

Educación gratuita como tal, no existe. Lo que hay es educación fiscal o pública financiada y pagada por el Estado con los recursos, impuestos y contribuciones de todos los ciudadanos; y la educación particular o privada es financiada y pagada por los padres de familia.

El Sistema Educativo Nacional público no abastece la demanda, ha colapsado y los resultados son deficientes, sus bachilleres no adquieren el nivel básico de aprendizaje, según los resultados de las evaluaciones del Ineval del año 2023.

La ciudadanía clama por mejor servicio, más calidad, rigurosidad, control y disciplina en el Sistema Educativo y al no evidenciarlo en el sector público, acuden al sector privado, haciendo esfuerzos por solventar su costo, sin que aquello sea la solución, toda vez que tanto en el sector público como el privado existen instituciones de muy buena, buena, regular y mala calidad. Lamentablemente, en todo el mundo la educación de calidad es cara, pero más cara resulta la mala educación.

El filósofo, activista y escritor español Fernando Savater aseguró que los países pagan mucho más cara la mala educación que la buena instrucción escolar, la cual al final de cuentas es más barata, rentable y proporciona progreso social (Excelsior, Méjico- 3-05-11).

Se oyen voces trasnochadas de fiscalistas presupuestarios que sugieren gravar con impuesto a la educación, lo que sería discriminatorio para los padres de familia que quieren para sus hijos una mejor formación. Que al gobierno no se le ocurra escuchar a estos agoreros de fórmulas mágicas, pues se estaría propendiendo a la estandarización del aprendizaje, falta de rigurosidad académica, indisciplina y mediocridad, sin importar lo social y el bienestar del pueblo.