La lección de Chile
El triunfo de Gabriel Boric, abrió las puertas del poder a una generación muy joven, forjada al calor de las demandas sociales de las revueltas de 2011 y 2019
Las elecciones de asambleístas constituyente en Chile -guion saopaulista- se realizaron en mayo de 2021, año marcado por la elección presidencial, que acentuaría la división entre los partidos de derecha e izquierda. Como siempre, la izquierda logró una gran coalición, mientras que la derecha se atomizó entre grupos de la tendencia.
En diciembre de 2021, el candidato de 35 años de la izquierda unida obtuvo el 55,87 % de los votos, frente al 44,13 % del aspirante de derecha José Antonio Kast, asumiendo sus funciones el 11 de marzo de 2022. El triunfo de Gabriel Boric, abrió las puertas del poder a una generación muy joven, forjada al calor de las demandas sociales de las revueltas de 2011 y 2019, influenciada por más de 30 años de adoctrinamiento de la izquierda saopaulista.
Las elecciones de la Constituyente y presidencial anteriores fueron voluntarias. Los ciudadanos de ideología izquierdista, por formación, suelen ser activistas y disponen del tiempo para plantones y movilizaciones por ser asalariados de la burocracia, ONG o partidos políticos, o simplemente no trabajan. Mientras que los de centro y derecha no hacen activismo político por tener que trabajar en sus actividades independientes, para mantener el músculo financiero y productivo del país.
El domingo 4 de septiembre de 2022 fue un día decisivo para el futuro de Chile, con toda la campaña estatal del gobierno progre para que triunfe el “apruebo”, que fue derrotado, con el 37,04 % de los votos, por el 62,96 % que obtuvo el “rechazo”; por tanto, la Constitución que había sido redactada por izquierdistas con modelos del socialismo del siglo XXI, de las constituciones de Ecuador, Venezuela, Bolivia, y Nicaragua, fue ampliamente rechazada. He ahí la lección del pueblo chileno, que al ser elección obligatoria salió masivamente a las urnas para decirle al gobierno de Boric que quieren cambio, pero no ese cambio radical ideológico de la izquierda comunista del socialismo del siglo XXI. Colombia libre debe estar atenta porque unidos se puede derrotar a la izquierda retrógrada, y Ecuador debe aprender de la lección.