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Roberto Passailaigue: ¡Ministra, no haga más daño!

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El auge delictivo en nuestro país, con la incorporación de menores de edad que son utilizados de gatilleros en el sicariato, asaltos y robos, en el tráfico y expendio de la droga, la trata de personas, pedofilia y en las demás manifestaciones de la delincuencia común y organizada, evidencia el fracaso del sistema educativo y demuestra un deterioro social alarmante donde la escala de valores se encuentra totalmente invertida como producto de la ruptura e irrespeto a las normas legales y del convivir social que pregonan los progres genéricos saopaulistas, donde a cuenta de cambiar el ‘establishment’ se ha degradado la formación integral del estudiante.

Se han perdido el respeto y la decencia, no existe ética ni civismo, se han proscrito las religiones y la moral, no hay cultura ni urbanidad y lo chabacano y vulgar con malas prácticas se ha instaurado en la sociedad, atacando a la familia como principal núcleo, encargada de mantener la educación de sus hijos desde la infancia. Los profesores, ahora sin autoridad, son ayudantes de los padres de familia para educar y sobre todo formar a sus hijos como personas de bien, respetuosos del Estado de derecho y de las normas de conducta, para que actúen con pensamiento crítico y así poder discernir el bien del mal. Proceder en contrario demuestra la decadencia de las civilizaciones.

El sistema educativo es el encargado de cumplir esta misión, pero en la Latinoamérica ideologizada, lo que interesa a las autoridades progres es el adoctrinamiento de la juventud, para que se produzca esa ruptura del ‘establishment’ como parte del libreto del Foro de Sao Paulo, y aglutinar a todos los movimientos sociales de minoría para hacer carga montón a los que no piensan igual ni participan de sus doctrinas.

En Ecuador, el Ministerio de Educación ha sido utilizado como parte de este cambio generacional forzado, con el adoctrinamiento que parte de los libros obligatorios que distribuye para las instituciones educativas, donde resaltan los movimientos de izquierda en la región, invisibilizando nuestros movimientos sociales e independentistas. (Continúa)