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Roberto Passailaigue | Ministra, ¡no haga más daño! (III)

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Señora ministra, deje que los establecimientos educativos apliquen los códigos de convivencia como norma de conducta

El acuerdo Mineduc 55-A (11 sep. 23) felizmente derogado por el reclamo de los actores, cambiaba la estructura disciplinaria en todas las instituciones educativas, liberando de límites y responsabilidades el accionar de los estudiantes, propiciando irrespeto a la autoridad institucional y a la normalidad conductual, desautorizando y dejando sin efecto los códigos de convivencia de cada institución, fomentando la indisciplina, deshonestidad, consumo de alcohol, drogas y la promiscuidad en el sistema.

Ciertas faltas graves dentro de la normatividad educativa dejaban de ser faltas para ser “conflictos escolares”, que no serían resueltos por el colegio, sino por una instancia de fuera de la institución, con personas que pudieren tener conflicto de intereses.

Permitía cualquier tipo de comentarios y apodos, lo que facilitaba el ‘bullying’; las expresiones afectivas “entre pares” (iguales) o tener contacto físico corporal consensuado, así como las relaciones sexuales como resultado de un accidente (¿cómo será eso?). Es decir que se podían besar, abrazar, tocarse las partes del cuerpo dentro de la comunidad educativa conformada por estudiantes, profesores, padres de familia, y colaboradores (todos con todos), lo cual inducía a la promiscuidad consensuada y desenfreno sexual, hasta la pedofilia.

No consideraba falta el fraude, plagio o deshonestidad académica, la copia de exámenes o trabajos, ni el incluir a personas que no han sido parte del trabajo grupal, igual que el uso de criterios, frases, o trabajos de otras personas sin citar las fuentes, fomentando la deshonestidad, facilismo y corrupción.

No era falta el mal uso del uniforme, la inasistencia injustificada a clases o los gritos, poner música, juegos o cualquier otra actividad que genere ruido, en cualquier espacio de aprendizaje, ni la introducción y consumo, de licor, drogas y sustancias estupefacientes.

Señora ministra, deje que los establecimientos educativos apliquen los códigos de convivencia como norma de conducta para el manejo de los conflictos internos y no haga más daño al sistema educativo, cuando el gobierno está por terminar.