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Roberto Passailaigue | Mónica Palencia: la académica

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La académica Palencia se defendió en derecho con respeto, pero con valentía, dejando en ridículo a sus acusadores

La Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional, para continuar con el proceso de juicio político contra Mónica Palencia, ministra del Interior, demuestra cómo ciertos opositores al gobierno actúan utilizando la Constitución y las leyes en puntos de referencia que son ajustados y acomodados según los intereses de los grupos y partidos políticos.

Quien preside de la Comisión de Fiscalización, haciendo uso de su libre albedrío más que de la normatividad legal, obligó a la ministra Palencia a comparecer ante la comisión de manera presencial y no de manera virtual, seguramente para atemorizarla y ofenderla con sus gritos y estridentes argumentaciones. Pero no contaron con la capacidad profesional en la réplica ejercida por Mónica Palencia en su defensa, quien les dio una cátedra de derecho y, como académica que es, hizo una exposición amplia y documentada sobre la normatividad jurídica y lo que debe ser un juicio político, no la pantomima y sainete montado en su contra.

La académica Palencia se defendió en derecho con respeto, pero con valentía, dejando en ridículo a sus acusadores y a los asambleístas que impulsan este remedo de trámite para juicio político. Fue tan evidente la falta de preparación e ineptitud de sus adversarios que en una suspensión de la sesión la presidenta de la Comisión ya no quiso reinstalarla presencialmente, sino de forma telemática, para evitar que ‘al dar la cara’ presencialmente, se siga luciendo la académica Mónica Palencia.

El mismo partido que interviene en una oposición ciega y perversa pretendió censurar a la fiscal general del Estado y ahora a la ministra del Interior, bajo cualquier pretexto o argumento, así no hubiere causal, pero habría que crearla para darle forma constitucional.

El Pleno de la Comisión debe rechazar el informe elaborado de un día para otro, al puro estilo Chucky Seven, por los asesores de la presidencia de la comisión, y si llega al Pleno de la Asamblea Nacional, también debe ser rechazado por todos los asambleístas no comprometidos en la subversión y corrupción que están asolando al país.