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Roberto Passailaigue | Versión pública y privada en educación superior

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Quien sostenga lo contrario, desconoce la realidad del sistema de Educación Superior

En Ecuador existen 64 universidades, entre ellas 36 son públicas o estatales (56%) y 28 son privadas o particulares (44%); y los informes del Instituto Nacional de Estadística y Censos – INEC, (www.ecuadorencifras,gob.ec), evidencian que los servicios de enseñanza superior registraron 987.711 de estudiantes matriculados en 2023, un mayor número en el sector público con el reporte de 604.646 alumnos (61%); y en el sector privado se reportaron 383.065 estudiantes (39%).

Sobre las inversiones, el mismo INEC estableció que “… en el año 2023, el Gobierno General (sector público) gastó 1.267 millones de dólares, mientras que el sector privado destinó un total de 1.300 millones de dólares en la enseñanza superior privada”. Evidenciando que el sector privado invirtió 33 millones de dólares más que el Gobierno Central. ¿Quién invirtió más?

Continúa el informe: “En el año 2023, la producción por alumno alcanzó los 1.994 dólares, mientras que en el sector privado fue de 3.171. De esta manera la relación entre el sector público y privado fue de 1.6; es decir, por cada dólar de producción por alumno destinado por el gobierno, el sector privado destinó 1.6 dólares por cada estudiante de enseñanza superior.” ¿Quién es más eficiente y eficaz?

No se puede hablar de mala calidad o ineficiencia de la universidad privada, cuando las estadísticas del INEC demuestran lo contrario. El evidenciar buenas instalaciones, riguroso mantenimiento, equipamiento de primera, tecnología de punta, internet de banda ancha, orden, disciplina, calidad académica, etc. no es porque se está “ganando mucho dinero” sino por el eficiente manejo financiero y la eficacia administrativa de sus directivos.

Por Ley la universidad privada no tiene dueños, ni accionistas, no tiene fines de lucro ni se reparten ganancias. La diferencia que resulta de los ingresos por aranceles y los gastos corrientes son los remanentes y son invertidos obligatoriamente en la operación y giro de actividad propia de la universidad.

Quien sostenga lo contrario, desconoce la realidad del sistema de Educación Superior.