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¿Qué entienden por diálogo?

Avatar del Roberto Passailaigue

Diálogo no es conceder todas las peticiones, ni decir sí a todo.

Según el Diccionario de la RAE, diálogo es la conversación entre dos o más personas, que alternativamente manifiestan sus ideas o criterios, en busca de avenencia o acuerdos, para lo cual, deben existir cinco elementos básicos para darle viabilidad: racionalidad, libertad, sinceridad, actitud positiva y respeto.

Usualmente escuchamos manifestar a grupos de personas, sean políticos, gremialistas, activistas o de cualquier otra índole, cuando tienen alguna pretensión, con o sin razón o derecho, que la otra parte no está abierta al diálogo, que no son escuchados o no los atienden, cuando insistentemente piden que se haga, no se haga o entreguen lo solicitado.

Diálogo no es conceder todas las peticiones, ni decir sí a todo. Es conversar sobre las razones de hecho y derecho fundamentadas con racionalidad por los intervinientes. Pero no significa imponer su criterio al otro, más aún si no le asisten la razón y el derecho, o si poseyéndolos, no existen condiciones para su cumplimiento, las circunstancias lo impiden o son simplemente físicamente inejecutables.

Se ha dicho que solo en una de las mesas de diálogo con el sector indígena hay resultados, que no son totalmente aceptados por la Conaie por no obligar a las entidades financieras privadas a cumplir sus exigencias de condonar deudas o dar préstamos preferenciales. No, esos recursos no son del Estado sino de sus depositantes, y no se puede disponer alegremente de ellos. Al igual que la fijación de precios para productos elaborados o industrializados, que usan materias primas importadas o tienen costos de producción elevados. Los resultados serían más negativos para el mismo grupo minoritario solicitante y para todo el país.

Igual acontece con la Asamblea, que convoca a un diálogo de sordos, porque por un lado hablan de conversar y por otro se encuentran en plena sedición. Convocan al Ejecutivo a un diálogo a la fuerza, con cancha inclinada y con una pistola sobre la mesa. Aquello no es diálogo, es simple estrategia para ganar posicionamiento ante una sociedad que la repudia y contra un Gobierno que no da pie con bola.