¿Qué esperamos del nuevo presidente?

Si el nuevo presidente tuviere resultados efectivos, eficaces y eficientes en los temas anteriormente indicados, de seguro que sería reelegido
Obviamente, que dé paso a lo que se prometió y no se hizo en el anterior gobierno, como proceder, dentro de los 90 días después de la posesión, a derogar, reformar o dictar una nueva Constitución, que es la causante de todos los males de nuestro país. Reformar el Código de la Democracia, las Leyes Orgánicas de la Función Legislativa, de Educación Intercultural y Educación Superior, eliminar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, el Consejo de la Judicatura, y todas las normas legales y reglamentarias que benefician a los delincuentes en perjuicio de la ciudadanía o que permiten la corrupción en la administración pública. Especialmente, acabar con la delincuencia, imponer orden, paz y disciplina ciudadana. Para eso debería nombrarse una comisión de juristas, expertos y notables para que elaboren los proyectos, antes de dar el trámite en consulta popular. Posiblemente no le alcance el tiempo, aunque Clemente Yerovi Indaburu, en un interinazgo de menor tiempo, hizo bastante para pasar a la historia como el gran componedor del Ecuador.
Los programas del nuevo presidente deben ser para cumplimiento en corto, mediano y largo plazo, dando un viraje al esquema del gobierno indeciso y pusilánime, nombrando a su propio gabinete, no con reciclados comprometidos con otros intereses o tiendas políticas; preocupándose por los más agobiantes temas, que son: 1) combatir y eliminar la corrupción pública y la inseguridad ciudadana producidas por la delincuencia organizada y común, narcotráfico y terrorismo; 2) generar y garantizar la seguridad jurídica y laboral para atraer inversión extranjera y nacional, y así crear fuentes de trabajo en el sector privado; 3) garantizar la salud a la población, haciendo que funcionen los hospitales públicos; y 4) reforzar el Sistema Nacional de Educación para que no haya adoctrinamiento político ni sesgos ideológicos en los procesos formativos educativos.
Si el nuevo presidente tuviere resultados efectivos, eficaces y eficientes en los temas anteriormente indicados, de seguro que sería reelegido para la presidencia en el año 2025.