Otra vez: vía a la Costa

Es necesario que las instancias pertinentes empiecen a diseñar y ejecutar trabajos con vías aledañas paralelas a la existente.
Dada la importancia del tema, reproduciré un artículo publicado en Mi Columna en el mes de agosto de 2016, en el que exponía que “… yo alcancé a remar y nadar en el estero Salado a la altura del puente 5 de Junio, límite de la ciudad. Al frente la ciudadela Ferroviaria, con pocas casas, y a cuatro kilómetros las ciudadelas Miraflores, El Paraíso y Los Ceibos, habitadas en un 30 %, al igual que Urdesa. No existía La Alborada, Las Acacias, Sauces, Samanes ni ninguna de las otras ciudadelas.
El Puerto Marítimo fue inaugurado en 1963; el Puente de la Unidad Nacional en 1970; y, el relleno hidráulico de la periferia concluyó en 1992, siendo estas obras las que aceleraron el desarrollo de Guayaquil, y desde entonces ha pasado mucha agua debajo del puente.
Se ha poblado aceleradamente, tanto así que en 1962 tenía cerca de 260.00 habitantes, y en la actualidad (2016) el Gran Guayaquil, cuenta con poco más de 3’000.000 de habitantes domiciliados también en terrenos de los cantones colindantes de Samborondón, Daule y Salitre. Su configuración natural ya no permite expandirse hacia el norte, que limita con el río y vía a Daule, ocupada con industrias y zonas habitacionales llegando casi hasta Petrillo. Por el sur limitada por el Puerto Marítimo y los ramales de los esteros; por el este la ría Guayas y solo al oeste queda la única zona que tiene para expandirse, la Vía a la Costa… ahora una autopista de dos vías, con tres carriles cada una, más un carril de emergencia, la que empieza a congestionarse y se calcula que no abastecerá después de corto tiempo, más aún cuando funcione el nuevo aeropuerto en Chongón y el Puerto de Aguas Profundas en Posorja.
Es necesario que las instancias pertinentes empiecen a diseñar y ejecutar trabajos con vías aledañas paralelas a la existente. Una lo más cerca de los esteros, que llegue hasta Posorja, otra cruzando Cerro Blanco, a una distancia prudencial de la línea de tendido del gaseoducto, y un tren rápido del nuevo aeropuerto a Guayaquil, así como la ampliación de la metrovía. Actuemos ahora, no lamentemos después.”
Continúa.