Joe Biden no es presidente de los EE.UU.
"Lo electoral en EE.UU. es federal, no estatal. Diferente a Hispanoamérica. Las leyes federales se aplican en todo el territorio"
Los grandes medios de comunicación de EE. UU., cuyos dueños son rivales en negocios con Donald Trump, han fraguado un presidente.
Joe Biden no es presidente de los EE. UU. Han violado procedimientos con feroz campaña contra Trump. Su objetivo: engañar al mundo y dar la impresión de que Biden ha sido elegido presidente. Las elecciones aún no han terminado. El “Estado profundo” (Deep Estate) está detrás de esta estrategia.
Lo electoral en EE.UU. es federal, no estatal. Diferente a Hispanoamérica. Las leyes federales se aplican en todo el territorio. El 14 de diciembre se sabrán los resultados. Los 50 estados y estados libres asociados están sometidos a las leyes federales defendidas por cortes federales.
CNN, en directo, retransmitió con el software ‘dominion’ el robo de votos en el estado de Kentucky. El republicano Trump llevaba 673.948 y el demócrata Biden 662.000. Trump presentó quejas sobre el fraude y recuento de votos en Pensilvania, cuyos 20 votos electorales convirtieron a Biden, aparentemente, en el 46° presidente de EE. UU.
La Corte Suprema de Justicia de EE. UU. dio curso a la demanda del Partido Republicano. Ordenó que en Pensilvania se separen los votos recibidos después de finalizada la elección.
“Todos los votos recibidos después de las 8:00 de la noche del martes 3 se almacenen y se cuenten por separado”. “Después de demostrarse que el sistema informático le robó votos , un candidato republicano de Michigan recupera su escaño frente a los demócratas (lo cual prueba el fraude en ese estado)”. “Donald Trump dijo: Es ilegal contar boletas recibidas después de las votaciones”.
«Si se cuentan los votos legales, yo gano con soltura. Si cuentan los votos ilegales, nos robarán las elecciones», dijo Trump
El registro electoral mantuvo los nombres pues continúan contando boletas recibidas después de las elecciones. Un empleado del servicio presentó una demanda: el registro electoral mantuvo en las listas de votantes los nombres de más de 21.000 muertos.