Rosa Torres | Los aciertos de Nayib Bukele
Ecuador debe mirarse en el espejo de El Salvador, no solo para ver sus aciertos sino también sus equivocaciones
La reelección del presidente Nayib Bukele debe hacer reflexionar a la clase política ecuatoriana, también a los ciudadanos, sobre los aciertos del mandatario salvadoreño en la guerra contra las pandillas en su país, lo que le ha dado la posibilidad de seguir en el poder por cinco años más.
No me sorprende el triunfo de Bukele ni que más del 80 % de la población haya decidido su continuidad. La respuesta electoral en El Salvador deviene del hecho de que existe un agradecimiento hacia el presidente que finalmente consiguió el mejoramiento de la seguridad interna del país, aunque aquello haya sido logrado con el desmantelamiento de la independencia judicial, actos de tortura, miles de detenciones supuestamente arbitrarias y violaciones del debido proceso.
No se puede esperar otra reacción de una población que por treinta años soportó extorsiones, secuestros y asesinatos. Durante ese tiempo, los ciudadanos de ese país sintieron el abandono del Estado y ha sido, gracias a Bukele, que ahora tienen la sensación de que han recuperado la paz; aunque no tengan la certeza de que esta perdurará, al menos albergan la esperanza de que continúe durante los siguientes cinco años de su nuevo mandato.
Solo un país donde sus ciudadanos se sienten seguros y protegidos por los cuerpos de seguridad del Estado, donde las funciones de ese Estado son capaces de trabajar por el bien común de sus habitantes y no por intereses mezquinos, puede avanzar hacia el progreso y el desarrollo. Tampoco basta la represión.
En estos momentos, Ecuador debe mirarse en el espejo de El Salvador y aprender de los aciertos de un presidente que seguirá gobernando. Pero también debe aprender de sus errores, para no cometerlos, porque estos algún día pasarán la factura. Hay que resolver los problemas de fondo y en eso deben trabajar mancomunadamente todos los niveles de gobierno.
Estados Unidos, Alemania y otros países del mundo, en su mensaje de felicitación al presidente salvadoreño le han dicho que respete los derechos humanos. Sí, es necesario respetarlos, pero la pregunta que me hago es: ¿cómo respetamos los derechos humanos de delincuentes y criminales que han matado a sangre fría, que han robado, que han aterrorizado a la población?