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Rosa Torres: La ética en los periodistas

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Los periodistas, como claramente lo indica la Fundación Gabo, deben estar libres de obligaciones hacia cualquier interés

En el ámbito del ejercicio periodístico, en cualquier lugar del mundo -y eso incluye a Ecuador-, la ética es fundamental; es la columna vertebral a través de la cual un comunicador cumple con el deber de informar con la verdad, con precisión y concisión, y con responsabilidad social, sobre cualquier hecho relevante para la comunidad.

Y es ese periodismo el que hoy defiendo a través de esta columna, el que no puede confundirse con el que ejercen aquellos profesionales que han cruzado las delgadas líneas del deber de informar con imparcialidad, por el bien ciudadano, para atender intereses particulares, específicos, ya sean políticos, empresariales o culturales.

La vergüenza ajena, la que hacen sentir aquellos comunicadores que irrespetaron la verdad y la objetividad, acompaña a quienes diariamente luchamos por defender la libertad de expresión, el respeto a la investigación de los hechos, y la contrastación de datos con tantas y cuantas fuentes sean necesarias para llevar información fidedigna a la población.

No se puede llamar periodistas éticos a quienes han devaluado su palabra, a quienes intencionalmente han malinformado a la población a través de los contenidos difundidos, ya sea por los canales tradicionales o por los digitales.

El código deontológico de la profesión debe respetarse. Los periodistas tenemos un compromiso adquirido, ineludible con la sociedad, con el pueblo al que debemos mantener informado.

Ningún profesional tiene patente de corso para dañar a nadie, para mentir y engañar cobijado bajo el argumento de que es un periodista. No está permitido contar verdades a medias para distorsionar la realidad o para una autoprotección. Y lo digo ahora, no solo por lo que están viviendo Andersson Boscán y su esposa Mónica, quienes pidieron asilo en Canadá, sino por la participación de periodistas en las elecciones generales del próximo año.

No se puede ser imparcial siendo periodista y político al mismo tiempo. Es una aberración el solo hecho de planteárselo. O se es periodista o se es político. No hay estación de paso. El periodismo no es un activismo disimulado. Hay que defender la profesión.