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Rosa Torres Gorostiza | Ni Noboa ni González

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Ni todos los que votaron por Noboa son noboístas ni los que optaron por González son correístas

Los resultados electorales del domingo muestran la cada vez más preocupante polarización ciudadana, dividida entre dos candidatos que, para cada grupo, representan, por un lado, la esperanza de mejores días y, por el otro, un profundo rechazo ante la situación de crisis social, política, económica y de seguridad que está viviendo el Ecuador.

Los votantes ven en Noboa lo mismo que en González, pero desde ópticas y ángulos distintos. No es que piensen que el aspirante de ADN es el salvador, porque no ha demostrado aquello en los 14 meses de gobierno. De hecho, en este régimen se están viviendo las peores situaciones de violencia e inseguridad en el país; se ha sufrido la peor crisis energética de la historia del país, y se siente el hambre en el estómago de los habitantes de un país que exporta migrantes. Pero tampoco creen que es el peor candidato, a pesar de todo, porque el tiempo en el poder no es suficiente para resolver los gravísimos problemas del país. Y no es que quienes votaron por Noboa sean todos anticorreístas o noboístas, sino ciudadanos que están pensando que es mejor la continuidad de un gobierno que ya ha estado un año en el poder, que uno que va a comenzar de cero.

Tampoco es verdad que los votantes de Luisa González crean que es la mejor candidata, la más capaz, la que ha presentado el mejor plan de gobierno, sino que consideran que es una mejor opción de entre las otras 15 que había, y ya todos sabemos la votación que obtuvieron catorce de ellos. Y no es que escogieron a González porque son correístas, sino porque creen que no ha demostrado la prepotencia y el autoritarismo del candidato-presidente. Pero tampoco es que los electores se hayan olvidado del gobierno de diez años, el de Rafael Correa, en el que se cometieron los mayores actos de corrupción, entre ellos, la desviación de los recursos para los damnificados del terremoto de Manabí del 16 de abril de 2016.

El próximo 13 de abril el pueblo ecuatoriano deberá escoger su futuro entre los mismos dos candidatos, que lo único que han hecho bien en la campaña electoral es mover su maquinaria publicitaria para haber logrado el primer y segundo lugar en la primera vuelta.