Rosa Torres: Acabemos con las mafias
El país no puede seguir tolerando que las mafias continúen operando en las entidades públicas
Ni las más altas autoridades del Gobierno central, ni los gobiernos locales, ni las empresas públicas, ni la Asamblea Nacional han dado la más mínima muestra de que tienen planes trazados para combatir con firmeza y decisión los tentáculos de la corrupción y de las mafias que siguen aniquilando al país.
Tan alto es el nivel de operación y de sofisticación de los grupos criminales, incluidos los de cuello blanco enquistados en los diversos poderes del Estado, que estoy convencida de que no hay ningún espacio libre de cooptación, aunque no lo parezca o no haya indicios de irregularidades cometidas por directivos y servidores públicos.
Hay tanta podredumbre en el sector público y privado que, por donde se aplaste, salta pus, con un nivel de putrefacción intolerable. De allí que a ninguna autoridad, por más que se precie de honesta, se le ocurre atacar o declarar en contra de las mafias que saben que existen y cómo operan, que conocen a sus integrantes, pero prefieren ignorarlas mirando hacia otro lado, como si con sus silencios evitaran caer en la complicidad por omisión.
Hace una semana, la Presidencia señaló al alcalde de Guayaquil y a sus hermanos por tráfico de combustibles subsidiados, con montos millonarios. Si la denuncia es cierta, me pregunto: ¿con qué calidad moral se puede ser el máximo personero municipal? Lo más preocupante es que haya denuncias y que no pase nada.
Ahora el Gobierno anuncia el hallazgo de una red que operaba en la Agencia Nacional de Tránsito, dedicada a la irregular matriculación de vehículos, eliminación de multas por contravenciones y fraudulenta entrega de licencias. Para ello contaba con una bodega para acopio clandestino de documentos como matrículas, certificados de revisión vehicular, formularios técnicos, códigos de barras de seguridad, láminas de impresión industrial de especies y matrices metálicas. Y lo más grave, tenía acceso al sistema interconectado de la ANT y de la CTE. En otras palabras: una oficina más de trámites que obtenía unos 30 millones de dólares. ¡Qué barbaridad!
Seguramente, en este caso tampoco pasará nada. Y las mafias seguirán operando.
Los ecuatorianos no podemos permitir que esto continúe. Digámosle no a la red de corrupción con acciones.