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Rosa Torres: A defender e impulsar el turismo

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Ejemplos de cómo los municipios empujan la actividad turística en sus jurisdicciones sobran en Colombia y Perú

Los ecuatorianos tienen grandes referentes turísticos cercanos en sus pares de los países vecinos: Perú y Colombia, entre ellos Lima y Bogotá, de los que pueden aprender mucho. Pero no solo no se miran en ese espejo de oportunidades y de aprendizaje, sino que tampoco hacen el más mínimo esfuerzo para pedirles orientación en pro del bienestar y del desarrollo local.

Mientras la capital colombiana avanza con fuerza una campaña para rescatar el centro histórico de la ciudad bajo el eslogan El Centro Vive, de la mano de múltiples agrupaciones comprometidas con la sociedad, la Municipalidad de Guayaquil deja a su suerte a los negocios de la calle Panamá, que cierran sus puertas antes de las 20:00 por la falta de clientes y de agentes de seguridad. Hasta ahora no hay muestra alguna del gobierno local para defender la inversión de entusiastas emprendedores que necesitan de la creación de corredores de seguridad, pues los comensales evitan llegar al lugar por miedo a la inseguridad y la ola de violencia criminal.

Si no se quiere mirar hacia Colombia, donde sobran ejemplos de cómo desarrollar lo turístico -allí está Medellín-, ¿por qué no se mira hacia los municipios de Perú, que siguen sumando visitantes e inversión privada porque cuidan los espacios públicos y las áreas turísticas, dotándolos de las herramientas necesarias para proteger a propios y extraños? Solo Lima tiene ocho corredores turísticos que cuentan con un sistema de cámaras de vigilancia de la Policía Nacional y de las municipalidades distritales para cuidar a los visitantes, sumado a grandes contingentes de las fuerzas de seguridad del Estado. Los alcaldes y demás autoridades peruanas, así como los empresarios y ciudadanos, están convencidos de que tienen que defender al sector turístico por lo que representa en su economía: el 7 % del Producto Interno Bruto del país. Lo mismo debería hacer Ecuador, porque esta actividad genera beneficios económicos, sociales, culturales, ambientales y hasta políticos para el país. El turismo genera empleos, dinamiza la economía, permite la preservación del patrimonio, permite el intercambio cultural, el desarrollo comunitario y una mejora de los servicios. Esto, que es realmente importante, es de lo que deberían estar preocupados los políticos ecuatorianos.