Rosa Torres: Dejen tranquilo al encebollado
Los políticos deben dedicarse a cumplir su papel en esta sociedad. Dejen las nimiedades
Ni la inseguridad ciudadana, de la que también son víctimas, ni la deplorable situación económica y financiera del país, de la que en parte son corresponsables, hacen reflexionar a la clase política ecuatoriana sobre su pobreza moral y ética, de la que parece sentirse orgullosa.
Los políticos ecuatorianos, especialmente quienes ocupan puestos de alto poder, deberían sentir vergüenza de lo que expresan o escriben en sus cuentas de redes sociales, porque muestran la vacuidad de sus pensamientos y propuestas en momentos tan difíciles en el territorio nacional.
El presidente de la Asamblea Nacional, el socialcristiano Henry Kronfle, está más preocupado por aclarar lo que dijo en Estados Unidos sobre Jorge Glas y la embajada de México, sobre el retiro de la visa a la cubana Alondra Santiago, y sobre su posible candidatura presidencial, que por lo que debería estar haciendo el Legislativo por el bien del Ecuador.
Ahora que todos hablan de la segunda mejor sopa del mundo, el encebollado, las autoridades nacionales y locales deberían estar pensando en cómo explotar esta alta distinción a través del turismo, que tanto impulso necesita en todas las ciudades del país para mejorar la economía. Pero no lo han hecho y no lo harán porque están concentrados en los preparativos de la contienda electoral de 2025 y en escribir nimiedades.
Causa pena que precandidatos, como la correísta Luisa González, en vez de sumar propuestas e ideas sobre lo importante, se dediquen a preguntar a sus coidearios si comen el encebollado con chifle o con pan. Y que su líder, el expresidente de la República, un prófugo refugiado en Bélgica, diga que “lamentablemente, desde ahora, la RC5 queda dividida en dos vertientes”: la que lo come con pan y la que lo prefiere con chifle.
El exlegislador Henry Cucalón (Construye), otro precandidato presidencial, cae en el mismo campo de sus adversarios al subir fotos con el siguiente mensaje: “¡Qué rico es el encebollado! Y desde siempre. Esto, pese a que algunos se quieren chinear hasta los gustos y la albacora”.
Ejemplos sobran; ideas son las que les faltan a quienes están dedicados a minucias y olvidan el papel que tienen en la lucha contra las mafias y la corrupción. Déjense de tonterías. Así no se hace patria.