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Rosa Torres | Los mensajes peligrosos

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Los letreros, para frenar los asaltos y las extorsiones, aumentan en el país

El hartazgo ciudadano por la delincuencia, las extorsiones y la violencia criminal sigue mostrándose a través de la proliferación de grandes letreros colocados en el ingreso de los barrios y demás poblaciones urbanas y rurales del país, que exponen el alto riesgo de que empiece, peligrosamente, una ola de justicia por mano propia que pueda volverse imparable.

Cada vez hay más comunidades de la Costa y de la Sierra, alentadas por las experiencias de sus vecinos, que hacen reuniones y colectas para ‘armarse’ con pancartas y grandes anuncios de lo que están dispuestos a hacer si son afectados por ladrones y extorsionadores que pululan por sus sectores, como si esa fuera su única opción de defensa de sus bienes y de su integridad física.

Los mensajes de la ciudadanía para sus atacantes son claros: “ladrón que sea atrapado será linchado”, “todo vacunador capturado será golpeado, linchado y quemado”, “la delincuencia se castiga con el linchamiento”. Aunque el efecto logrado no siempre es el mismo, pues en algunos casos han bajado los asaltos, pero en otros no han tenido ninguna respuesta positiva, el texto intimida a los propios y foráneos con malas intenciones.

Una muestra de lo que hace posible la organización ciudadana, en pro de la seguridad, está a la vista en Mindo, en la provincia de Pichincha, que decidió organizarse después del robo de un cajero automático. Lo que la población salió a defender, con la colocación de grandes carteles en la entrada y en otros diversos lugares, es su derecho al trabajo proveniente de la actividad turística de la que viven todos sus habitantes.

El letrero por sí solo no es suficiente porque detrás de aquel mensaje de unidad de los parroquianos está la decisión de cada familia del lugar de cuidar al extremo, con una vigilancia visual de 24 horas, sus bienes y los de sus vecinos, como si fuesen propios.

Otras acciones similares, en poblaciones que no viven del turismo pero sí de actividades agrícolas y ganaderas, todavía no miden la eficacia de los mensajes. Aunque, de hecho, ya se han comenzado a contar esporádicos linchamientos en el país. Ojalá no tengamos que lamentar linchamientos colectivos que emulen a la Fuente Ovejuna de España.