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Rosa Torres: Los nuevos ladronzuelos

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Nuevas formas de robo, ahora con los parquímetros, están ocurriendo en Guayaquil

Los pactos y acuerdos para desfalcar al Estado, y por ende al pueblo ecuatoriano, se dan en todos los niveles de gobierno y estratos como si la práctica delictiva fuese la normalidad diaria de un país en crisis, al que hay que sumergirlo en la pobreza.

El aberrante justificativo de los servidores públicos ladronzuelos, enfundados muchas veces en uniformes como si estos les dieran patente de corso para coimar, es que si hay altas autoridades que roban a manos llenas, por qué ellos no pueden hacer lo mismo en las áreas donde desempeñan sus funciones, como si no recibieran un salario por el trabajo que realizan.

En cualquier idioma, ladrón es quien se apropia de lo ajeno. Hay los avezados y los de poca monta. En palabras más sencillas es ratero, pillo, mañoso, malandrín, bandido, atracador, maleante... Cualquiera de estos calificativos calza perfectamente en la conducta de aquellos agentes de tránsito que buscan llenar sus bolsillos con las coimas a los conductores, tanto en las vías intercantonales o interprovinciales como en las calles de Guayaquil y cantones vecinos.

Ahora hay un acuerdo entre cuidadores de carros e inescrupulosos agentes de tránsito que vigilan las zonas tarifadas para quedarse con el dinero de los parquímetros. Sí, con aquellas monedas de 25 centavos y un dólar que en vez de entrar en las ranuras de las máquinas van a parar, en partes iguales, a los bolsillos de los nuevos ladronzuelos.

Los parquímetros de la avenida Víctor Emilio Estrada, en Urdesa Central, son parte del acuerdo de reparto que deja buenas ganancias en la jornada. Allí los cuidadores, con franela en mano, ofrecen no solo cuidar el vehículo sino evitar la multa si se pasa del tiempo pagado. ¿Cómo? Añaden una moneda de 10 centavos o nada cuando llega el agente, el que se hace de la vista gorda hasta que llega el conductor, gustoso de pagar algo extra al cuidador por evitar la multa. Después se hace el reparto.

Las represalias del cuidador y del agente van contra aquellos conductores que los ignoran. Están tan pendientes del retorno, que cuando lo hace, lo primero que le dicen es que ya está tomada la foto para emitir la multa, para que pague la coima. Los cobros se dan más en tarde-noche que en el día. Y así se le sigue robando al pueblo.