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Rosa Torres: Seguridad momentánea

Avatar del Rosa Torres Gorostiza

Si las acciones policiales y gubernamentales fueran tan efectivas como se proclama, no habría tantos negocios cerrados

La sensación de seguridad de la población en las zonas intervenidas por la Policía en Durán y Guayaquil -también en otras ciudades del país- dura casi el mismo tiempo que las operaciones policiales porque las bandas criminales están tan bien organizadas y enquistadas en los barrios, con equipos de comunicación y cámaras camufladas, que pueden continuar actuando inmediatamente después de la retirada de los uniformados, como si nada hubiese pasado en el sector.

La recuperación de territorios y de viviendas, de la que se ufanan las autoridades gubernamentales como grandes logros de pacificación, no puede considerarse como tal si esos espacios son nuevamente ocupados por los criminales porque los planes estatales no van acompañados de medidas que permitan una seguridad ciudadana sostenida en el tiempo.

De muy poco sirven los esfuerzos para la recuperación de las 170 casas en el sector de la Nueva Prosperina, en el norte de Guayaquil, si el accionar criminal obliga a las familias a desocuparlas nuevamente, en una especie de círculo vicioso que no es fácil de cortar con operaciones fugaces.

Las acciones policiales pueden llegar a ser tan inútiles y costosas para el país, como los toques de queda de los últimos meses que, a pesar de lo que digan las autoridades gubernamentales, no han mejorado la seguridad ciudadana en las provincias costeras de Guayas, El Oro y Los Ríos, las cuales continúan con niveles altos de delincuencia y criminalidad.

Las estadísticas que muestran una disminución de la criminalidad no se traducen en más seguridad para la población ni en un menor uso de recursos de los cuerpos de seguridad. Si así fuese, seguramente los ministros de Estado no seguirían ocupando una gran cantidad de efectivos policiales en su cuidado.

Las intervenciones policiales, si fuesen tan efectivas como las proclaman, ya hubiesen significado una reducción del miedo ciudadano a los robos y secuestros. La realidad es que los negocios siguen cerrados en los lugares intervenidos; y los que están abiertos, no se salvan del cobro de las extorsiones. La seguridad ciudadana no puede ser efímera.