Rosa Torres: Los nuevos gobernadores
Dieciocho meses tiene el Gobierno para demostrar si funciona o no la estrategia de poner a militares y policías retirados en las gobernaciones
La decisión del presidente de la República, de cambiar a cuatro gobernadores a los pocos días de nombrarlos, es una clara señal de que algo encendió su desconfianza en esos exmiembros de la Policía y del Ejército que, no por haber pertenecido a la fuerza pública, eran los más idóneos para desempeñar esas funciones.
Varios son los mensajes que el mandatario está enviando al país y a su equipo de Gobierno con sus primeras actuaciones de poner, en su mayoría, a policías y militares en las gobernaciones. Primero: que quiere hacer sentir a la población ecuatoriana que su prioridad es la seguridad del país y, por tanto, quiere que lo representen personas que conocen de aquello.
Segundo: que no le temblará la mano para reemplazar a los funcionarios en los que no confíe o con los que no se sienta a gusto, aunque sean militares.
Tercero: que tampoco le importan los cuestionamientos que recibe por los relevos ni el tiempo que está perdiendo de su corto gobierno de dieciocho meses. El presidente parece que se está olvidando de que el tiempo no se detiene.
Por primera vez, desde el retorno a la democracia, hay tantos militares y policías retirados en los ejecutivos provinciales, pero esto no garantiza que sean los mejores hombres para luchar contra la inseguridad ciudadana.
¿Por qué? No todos los oficiales retirados de la Policía o de las Fuerzas Armadas son impolutos o son buenos, aunque hayan llegado al grado de generales o almirantes. Así como tampoco lo han sido todos los gobernadores civiles de anteriores gobiernos.
En las filas castrenses también ha habido corrupción y elementos vinculados con las bandas criminales y el tráfico de drogas, de allí que hasta el embajador de Estados Unidos se haya atrevido a hablar de los narcogenerales y el retiro de visas. Ejemplos sobran.
Solo el tiempo dirá qué tan beneficioso para el país fue la decisión presidencial de esos nombramientos. ¿Podrán esos gobernadores cuidar de la tranquilidad y el orden público? Los ciudadanos de las provincias de Chimborazo, Guayas, Azuay, Bolívar, Cotopaxi, Sucumbíos, Morona Santiago y Zamora Chinchipe están expectantes de lo que ellos puedan hacer.